Capítulo 31 | Fragmentos del pasado

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𝑴𝒂𝒅𝒅𝒐𝒙

Si estaba dispuesta a ir en contra de mi padre era porque mi situación es grave. No se trataba de sexo o que Max me gustara, estaba experimentando emociones cercanas al amor pero como nunca había sentido algo igual no sabía muy bien como interpretarlo.

No había podido hablar con Levi la noche anterior porque cuando yo llegué él estaba muy cansado, pidió pizza y me pidió quedarme con él viendo una película policial en blanco y negro que yo detestaba pero que él amaba. Me quedé dormida en el sofá y al despertar esta mañana me encontraba arropada en mi cama con el desayuno listo y una nota que decía que llegaría tarde, al parecer debía resolver unos asuntos con la empresa.

A veces olvidaba que eran dos negocios el que él llevaba adelante y debía controlar: la mafia y la empresa automotriz, que si bien servía como señuelo para que nadie sospeche a que se dedicaba en realidad el gran Levi Salvatore, no dejaba de ser una empresa.

Abandoné la cama tras probar cada cosa del desayuno que Levi había dejado para mi, me duche, leí y adelanté trabajos de la universidad mientras consideraba que quizás debía organizarme mejor si ahora dedicaría más tiempo al negocio. O debería decidir qué hacer, si continuar con ello valía la pena o no.

Intenté llenarme de actividades mundanas, incluso intenté limpiar la casa pero me cansé al darme cuenta que era enorme. Teníamos un salón dedicado a hacer ejercicio al que jamás había entrado porque prefería ir al gimnasio de siempre, pero mi padre pasaba horas allí. Tampoco me agradó la idea.

Acepté mi derrota al instante, estaba aburrida y no tenía muchas opciones.

Además, le había dicho a Max que lo intentaría.

En mi defensa, no había mucho por hacer. Will aún no me había contactado para ver si tenía más información de Luc y Matthews dijo que me llamaría en cuanto tenga noticias sobre el francotirador misterioso que estaba en la misión. Penny estaba ocupada en la peluquería y Max no respondía mis mensajes, lo cual ya no me parecía extraño sino que me estaba acostumbrando.

Así que estaba aburrida y me encontraba hurgando en la oficina de mi padre, que si lo pensamos mejor, sería pronto mi oficina si me haría cargo del negocio. Por lo que esto no debía verse tan mal... Al menos eso esperaba.

Comencé por la biblioteca, había libros de todo tipo y la mayoría escritos en italiano, pero también había libretas con anotaciones, las tome y las deposité sobre el escritorio para después verlas en más detalle. Seguí por cada rincón de la oficina, cada mesa, estante y escritorio que tuviera papeles y cajones, pero lo único que encontraba era más de las mismas libretas, las cuales sólo contenían números. Asumí que era una especie de cuenta corriente que más tarde le preguntaría a Levi para despejar mis dudas, sin que suene raro.

Seguí hurgando, descarté la caja fuerte que tenía mi misma altura porque de intentar colocar un solo número incorrecto esta alertaría a Levi en un segundo. Tenía suerte de que la puerta de su oficina lleve por código mi cumpleaños, pero no creía que mi suerte se extendiera más allá de una puerta. Mi padre no tenía porqué desconfiar de mí pero lo conocía lo suficiente, era paranoico y no tendría oportunidad alguna con su caja fuerte.

Acaricié los lomos de todos los libros a medida que caminaba en dirección al escritorio, las libretas solo contenían números y cuentas corrientes, tal como pensé, no me decían nada.

Aunque no tenía idea de lo que estaba buscando, habría sido más sencillo hablar con Levi, pero tampoco sabía qué preguntarle. Lo único que Max me había dicho era que dudaba que el accidente de sus padres se hubiera tratado de eso exactamente, pero no me dijo por qué. Entonces no sabía qué buscar y tampoco qué preguntarle a Levi.

Traición y Sangre ✔ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora