Es Un Intruso

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La habitación está oscura, más de lo normal.

Siempre recuerda, cuando era pequeño, la forma en la que se colaba por las mañanas en la gran cama junto a su madre. Su padre siempre se quejaba, pero acababa aceptando los mimos de su hijo.

Ahora es muy distinto. Las cortinas están corridas haciendo el ambiente más lúgubre, y huele a muerte.

Lo que más le duele es el llanto de su madre que, al lado de la cama, sostiene aquella mano.

- Luka, lo siento mucho...- Darius, su amigo, es el primero en hablar.

A penas es un joven como él de dieciocho años al lado del Alpha actual que mantiene la vista fija y seria sobre su Beta que reposa en su cama.

- No... Yo...- Sus palabras no salen, atascadas en su garganta, entre las lágrimas y el asombro.- Mamá.

Ella no sube la mirada, pero por lo menos deja de llorar, limpiándose las lágrimas con fuerza como si le pareciese ridículo hacerlo.

- Es tan injusto.- Se lamenta la mujer mayor sujetando con más fuerza la fría mano.

- No digas eso, mujer.- Luka mira a su padre al que le cuesta hablar pero se esfuerza por consolar a su mujer.- Aún no me he muerto. Y, aunque lo hiciera, ha sido cumpliendo con mi deber.

Todos tratan de sonreír o, por lo menos, mantener el tipo, pero la piel de su padre está demasiado pálida, la herida en su estómago no sanará a tiempo, y tanto Luka como los demás lo saben.

- MoonWild está en deuda contigo, amigo.- El Alpha de la manada habla con seriedad en nombre de todos, mientras su hijo asiente unos pasos más atrás.- Gracias.

El silencio lo reina todo de nuevo. Su madre llora otra vez y el pecho del futuro Beta aprieta causando un dolor que nunca antes había sentido. A pesar de que el mayor ha sido siempre estricto con él, y no muy cariñoso, se trata de su padre. La figura que siempre ha querido ser y al que ha admirado.

Pero lo último que ha hecho con su padre ha sido discutir, por su mate, a gritos en la oficina.

Tan metido está en sus pensamientos que no nota cuando los Alphas han salido de la habitación. Solo quedan él y su desolada madre, lo cual solo hace más claro el hecho de que a aquel hombre no le quedan más que minutos.

- Prométeme que me sustituirás como te he enseñado todos estos años.- Murmura entre dientes su padre mirándole directamente a los ojos. Agarrándose a la vida unos minutos más.- Que serás el mejor Beta de MoonWild.

- No hay mejor Beta que tú, padre.

Y Luka lo dice en serio. Por primera vez no se siente a la altura. Aunque no lloraría frente a un hombre tan duro como su padre, porque no serviría de nada, las lágrimas quieren subir hacia sus ojos sin permiso. La presión de que él desaparezca tan rápido, cuando aún no está preparado le pesa. Aunque lleve dieciocho años entrenándose para ello.

- Prométeme que honraras tu rango, hijo. Que en todos los sentidos harás lo mejor para la manada.- La mirada del hombre en cama se vuelve más seria y rotunda si es que eso es posible.

Sabe lo que quiere hacerle jurar con esa promesa. Lo que perderá, o a quien, si acepta la última voluntad del hombre que le dio la vida. Pero puede ver la importancia en ello, el dolor en su madre y lo imprescindible que es para él que nada se interponga en la misión de ser el mejor Beta para MoonWild o que su descendencia lo sea.

- No aceptaré una Luna que no sea digna para mi, padre. Te lo prometo.

Y se sintió sellar un pacto con el demonio.

El Regalo Del BetaWhere stories live. Discover now