La Presentación

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Aún seguía enfadado por lo que su padre le había dicho en aquel despacho en que habían terminado gritándose. Es un hombre estricto y mandón, pero jamás pensó que sería tan retrograda en cosas tan sencillas para los lobos como lo son sus parejas destinadas.

Según él, la Diosa Luna elegía a alguien perfecto para cada uno y Luka no dudaba que Sara fuera la suya.

Como le había dicho a su padre, ahora iba directo a casa de Sara a contárselo. Obviamente, esperaría a que ella misma cumpliese la mayoría de edad, pero no podía esperar a celebrarlo con su mejor amiga, sobre todo cuando el día anterior prácticamente ya se habían confesado lo que sentían el uno por el otro.

Todo era perfecto.

Después de relajarse en aquella conocida piedra del bosque durante unas horas para tranquilizarse, tiene las ideas claras. Va a confesarse y lo va a hacer ahora.

Sin embargo, no sería tan sencillo. Nunca lo es. La alarma de la manada comienza a resonar incluso en el interior del bosque y en seguida sabe lo que eso significa. Intrusos.

No lo piensa demasiado y sale como un resorte hacia el interior del pueblo. Se da cuenta de que se tratan de vampiros en cuanto uno trata de atacarle por la espalda con su velocidad sobrenatural y los colmillos ya preparados.

Para desgracia del chupasangre, Luka ha sido entrenado para ello, de un solo movimiento lo tiene sometido y no se entretiene en quitarle la vida.

Su primer pensamiento tiene nombre propio. "Sara" El cuerpo le tiembla tan solo de pensar que corre peligro y siente la necesidad de asegurar su seguridad por encima de cualquier cosa. Por eso no lo duda antes de seguir corriendo hacia aquella pequeña casa, siguiendo el rastro dulce de aquella loba al que aún no se acostumbra.

El joven hombre no duda en convertirse en un gran lobo de pelaje marrón que corre esquivando gente, lobos y vampiros en busca de su alma gemela. Deteniéndose tan solo si alguno de los suyos corre verdadero peligro.

Su instinto protector sale a flote más fuerte que nunca, sobre todo, y aunque no le da importancia, porque la Omega apenas sabe defenderse.

Es entonces cuando la ve y su corazón salta desbordado. En su forma humana, Sara trata de alejar a los hombres de piel pálida que sonríen siniestros decidiendo entre si robarle primero o probar su dulce sangre antes que nada.

La niña trata de hacerse la fuerte, pero se nota el alivio que refleja su cara cuando ve a su mejor amigo llegar a cuatro patas.

El lobo gruñe enseñando los dientes a los dos hombres que se giran en su dirección, sorprendidos y olvidándose casi por completo de la rubia.

Es entonces cuando empieza una lucha en la que, a pesar de ser dos, Luka tiene el doble de oportunidad de salir victorioso. Sus movimientos son casi un baile sincronizado que los lleva por donde él más quiere y sus técnicas tan perfeccionadas lo harían vencedor incluso contra otros Betas más longevos.

El primero y más joven es el primero en caer. A pesar de que la imagen es sangrienta y desagradable nadie hace ningún gesto de lástima por aquel ser, acostumbrados y cansados de sus ataques injustificados. Luka, sediento de sangre.

La Omega trata de ayudar, distrayendo al segundo, cosa que consigue antes del lobo castaño aserte el mordisco de gracia.

Sara mira a Luka en agradecimiento y a él le tiembla el alma al estar, por primera vez siendo su mate, tan cerca de aquella mujer.

El caos a su alrededor se va disipando poco a poco, aunque ninguno de los dos deja de luchar y defenderse. Pronto los vampiros dan la batalla por perdida y reciben la orden, de quien sea que los dirige, de marcharse.

El Regalo Del BetaWhere stories live. Discover now