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Mirando hacia el frente del auditorio general de la universidad, se sentía repulsivo ante la excesiva cantidad de estudiantes que lo ensordecían con sus gritos.

Los mocosos aguardaban con su equipaje, expectantes del discurso que el rector Pixis daría para oficializar el tan anhelado viaje de estudios.

Levi esbozaba una mueca de completo disgusto en comparación con la emoción y alegría que mostraban Erwin y Hange.

Seguía pareciéndole una pérdida de tiempo innecesaria. Además, ¿bajo que retorcida circunstancia él podría disfrutar un fin de semana con extraños participando de actividades que ni siquiera le hacían gracia?

—¿Podrías quitar esa cara, Levi? Los chicos pensarán que no te entusiasma en lo más mínimo el viaje. —masculló una Hange de ojos entrecerrados—

—Pensarán bien. —dijo aburrido— No tengo interés en disimular que voy en contra de mi voluntad.

Erwin dejó escapar una risita discreta al ver como la castaña de lentes resoplaba por lo bajo ante las palabras del Ackerman.

—Cuando lleguemos y veas el super cronograma que preparé para este fin de semana, cambiarás de opinión. —siseó con superioridad la ojimiel—

—Como no, cuatro ojos. —respondió con dejes de sarcasmo— De seguro que me divertiré mucho paseandome de templo en templo. ¡Yupi!

Indignada, la mujer se cruzó de brazos.

—Para que lo sepas, los templos no son la única atracción de Arashiyama. —se defendió—

Levi prefirió dejar de molestar a Hange para centrarse en las palabras que Pixis dedicaba a los alumnos, transmitiendo buenos deseos para todos, recalcando lo importante que era que apreciaran el patrimonio histórico y natural de Arashiyama.

Como si eso realmente le interesara a los jóvenes... Lo único en lo que podían estar pensando en ese momento era en alcohol y ocio. El viaje servía como excusa perfecta para relajarse y disfrutar de días libres completamente financiados.

Se abstuvo de comentar al respecto y se limitó a imitar a sus colegas, que estallaron en cálidos aplausos cuando el discurso llegó a su fin. Luego se dispuso a ayudar a Hange a pasar revista a los alumnos de su carrera, y tras dar el visto bueno, aguardaron la llegada de los autobuses que los transportarían.

Sus oídos se lamentaron de escuchar tantos gritos y voces chillonas. ¡Y ni siquiera habían partido todavía!

Que fastidio tener que pasársela así el fin de semana.

En un fin de semana podría tranquilamente dedicarse a adelantar trabajo, entrenar e incluso intentar dormir un poco o disfrutar de algún momento recreativo.

A él no se le daban bien las multitudes ni los jóvenes. De hecho, se esforzaba mucho para no evidenciar día tras día lo difícil que se le hacía comandar grupos numerosos en sus clases.

El silencio lo consideraba un elemento indispensable, y definitivamente sería lo único que ese fin de semana no tendría.

* * *

Mikasa no podía dejar de sentirse descolocada ante el notable entusiasmo que sus amigos mostraban mientras esperaban que llegara el autobus a recogerlos.

Jean, Connie y Reiner cargaban unas maletas llenas de alcohol, rogando que ningún profesor las interceptara o de lo contrario se verían sumidos en un problema gordo.

Sasha por su parte resguardaba celosamente una maleta con carne de res, pollo y cerdo, además de varias otras más pequeñas con chucherías. No dejaba que nadie las tocara y las cuidaba como si fuera oro.

Complete Mess [Rivamika] Where stories live. Discover now