Dame un motivo

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En un pasillo, cerca de las mazmorras, Zoe buscaba desesperada su galeón, con la esperanza de que, en su caída, se hubiera extraviado por el pasillo. La otra opción, no quería ni pensarla. Si ese maldito de Malfoy lo había cogido, tenía problemas.

- ¿Dónde estás? ¿Dónde estás?

- ¿Se te ha perdido algo?
Apoyado con prepotencia en una de las paredes, un rubio de ojos grises lanzaba al aire una moneda dorada.

- ¡Devuelvemelo Malfoy! - le ordeno Zoe con toda la determinación que fue capaz.

- ¿O qué? - le dijo éste con arrogancia mientras se acercaba a ella despacio.

La elegancia que esos gestos le caracterizaban, a Zoe la estremecia. Le recordaban a un fiero tigre acechando sigiloso a su presa.
La rubia se armó de valor y se obligó a no retirar la mirada de esos ojos con los que soñaba.

- ¿Sabes? Tienes innumerables defectos Malfoy. Pero no pensé que el de ladrón fuera uno de ellos.
Con gesto serio, Draco le respondió.

- No te he robado nada. Se te cayó al suelo y lo cogí, pensaba devolvertelo. Tengo demasiado oro, más del que puedo contar y más del que pudieras imaginar. ¿Crees que iría por ahí quitándole la paga a niñas como tú?

- De ti una se puede esperar cualquier bajeza. Además ¿de verdad me crees tan tonta como para pensar que me lo ibas a devolver? No me hagas reir.

- Raras veces miento.

- Vale. Supongamos que te creo. Me lo devuelves y punto. Yo me voy a cenar y los dos evitamos tener que soportar una compañía desagradable más tiempo del necesario.

- Claro que te lo voy a devolver. Pero quiero algo a cambio. Además, me debes un favor ¿recuerdas? Es curioso este galeón tuyo, hace unos minutos me ha... quemado en el bolsillo, y al cogerlo, juraría que vi cómo los numeros que lleva grabados cambiaban.- le hablaba a la chica mirando la moneda con gesto pensativo.- De todos los que yo he visto ninguno hacía algo así.

- Sólo es un articulo de broma. Para descubrir ladrones.

Zoe se felicitó mentalmente. Había pensado una mentira creible, muy rápido y su voz no tembló en ningún momento.

- Qué curioso. Aunque no lo he visto nunca en ninguna tienda de bromas. Ni siquiera en Zonko, y allí hay de todo.

- No es de Zonko. Es un invento de los Weasley, me lo han regalado.

¡Bravo Zoe!- se volvió a felicitar.

- Aha.¿Cómo es lo que tu has dicho antes? ah si. Supongamos que te creo y dejo de pensar que esto es un metodo muy inteligente para comunicarte con tus amigos. Idea de Granger imagino. Supongamos que no sé que estos números coinciden con una fecha y una hora. Sigamos suponiendo que te creo y que me creo que esto es sólo un invento de los pelirrojos. ¿Por qué iba a devolvértelo?

Zoe le miraba con cara de tonta. Él no se habia creido nada de lo que le había dicho, y en el fondo no le sorprendía. Ese maldito hurón desteñido era demasiado inteligente. Tenia que pensar algo rápido, pero no se le ocurria nada.

- Bueno, lo que sea a ti no te importa, es mio. Devuelvemelo y no te denunciare al director por ladrón. Aunque pensándolo bien, mejor quedatelo. Será un placer ver como te expulsan del colegio, y no vuelvo a ver tu estupida cara nunca más.

Zoe intentó respirar con normalidad, había sacado toda la furia que llevaba dentro y eso la había alterado.
Sin ella esperarlo y con un movimiento brusco, el chico la tomó por el brazo y la arrastró dentro de un aula vacía, sin que a ella le diera tiempo, ni siquiera, de oponer resistencia.

Luz tras la oscuridadWhere stories live. Discover now