La chica de los ojos tristes

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Draco pasó toda la noche soñando con esos ojos tristes. Se despertó con la decisión de averiguar quién era la chica de la torre de astronomía.
Al entrar en su sala común, encontró a Crabbe y Goyle que le esperaban como cada mañana hasta que él llegaba. A veces pensaba que esos dos no sabrían dar ni un solo paso sin seguirlo e él, y sin saber por qué eso ya no era tan agradable como cuando eran niños. Ese par de gorilas hacía que se metiera en problemas que él no buscaba y que le impusieran castigos que él no merecía.
Pero este año todo iba a cambiar, a pesar de lo que su padre digera, tenía pensado deshacerse de esos dos.
Cuando entro al Gran Comedor esa mañana no pudo evitar buscarla con la mirada.
Ella pertenecía a Ravenclaw, la buscó durante todo el desayuno, y para su disgusto, no logro verla por ninguna parte.
Quizá, en la oscuridad de la torre, no había podido distinguir los colores de su túnica con claridad.
Quizá, pertenecía a otra casa.
Pasó la mañana, entre aburridas clases, y otra vez, durante la comida, volvió a escanear el Gran Comedor sin resultado.
No se la podía haber imaginado. Ella era real, estaba seguro. Pero entonces ¿dónde estaba?

Aquella mañana Zoe no tenía fuerzas ni ánimo para levantarse de la cama. Las pesadillas habían vuelto a ser las protagonistas de su noche y apenas había dormido.
- Deberías levantarte o te perderás el desayuno - le dijo Luna con su particular alegría.
- No tengo ganas Luna, no me encuentro con ánimo.
- ¿Quieres que llame a Madame Pomfrey? Te podría dar algúna poción para darte vitalidad o algo así.
- No gracias. No te preocupes por mi, estaré bien. Es sólo que no he dormido apenas y ayer fue un día muy largo. Demasiadas emociones y recuerdos. Sólo necesito descansar.
- Entiendo. Hablaré con el director Dumbledore para que te den permiso para hoy. Seguro que lo entiende. Vendré a verte a la hora de comer. Descansa.
- Gracias. Que tengas buena mañana.
Cuando Luna se fue, Zoe se recostó de nuevo en su cama esperando poder descansar sin tener más pesadillas. A los pocos minutos, cayó presa del cansancio, y esta vez sus sueños fueron distintos.

- ¿Quién eres? - le decía un rubio de ojos grises, con la mirada fija en sus ojos.
- Sólo soy vacío.
- ¿Por qué lloras?
- Porque no me gusta estar aquí. Me da miedo.
- Pues entonces, deberías salir.
- Es que no puedo. Todo esta oscuro y no encuentro la luz. -respondió Zoe llorando.
- Eso no es un problema. A mi puedes verme pese a la oscuridad que nos rodea. - le dijo el rubio dedicándole la sonrisa más bonita y perfecta que ella había visto.
- Si... Pero... No entiendo. -dijo Zoe confundida.
- Es fácil. Yo seré tu luz...

- Zoe. ¡Zoe despierta!.
- Uhmm... ¿Luna? ¿Por qué me despiertas?
- Ya es la hora de comer. Has dormido toda la mañana. Te he traído un poco de pavo y pastel de calabaza. Pensé que tendrías hambre.
- Gracias, lo cierto es que estoy hambrienta.
Mientras Zoe comía, pensaba en que hacía meses que no comía en condiciones. Y también que no dormía tantas horas seguidas. Ese pensamiento le hizo recordar su sueño.
- Yo seré tu luz...
¿Malfoy su luz? Ese chico estaba lleno de sombras. No podría ser la luz de nadie ni aunque lo convirtieran en un candil. Ese pensamiento le hizo recordar el año pasado, en uno de los patios de Hogwarts, cuando el profesor Moody, le convirtió en un hurón albino como castigo y no pudo evitar soltar una carcajada.
Luna se quedo mirándola fijamente. Su amiga, que hacía meses apenas sonreía con mucho esfuerzo, de repente se carcajeaba mientras comía pastel de calabaza. Y luego la lunática era ella.
- ¿Qué es tan divertido? - preguntó con curiosidad.
- De repente recordé a Malfoy transformado en hurón.
- Verdaderamente fue gracioso.- respondió con una sonrisa y la mirada perdida como si lo estuviera viendo en ese momento- Pero ¿por qué has recordado eso ahora?
- Sólo estaba hilando pensamientos y ese recuerdo apareció.
No pensaba contarle su sueño a Luna. Conociendo a su amiga seguramente tendría alguna teoría loca con nargles, o algo parecido, para explicarle por qué habia soñado eso.
Le gustaba oir las historias de su amiga, pero sólo cuando no tenían nada que ver con ella.
- ¿Sabes Luna? Me apetece dar un paseo por el lago. ¿Me acompañas?
- ¡Claro!
Y así pasaron la tarde. Hablando, riendo o simplemente paseando en silencio.
Al cabo de una hora, empezaron a escuchar alboroto en el campo de quiddich.
- El equipo de Slytherin a empezado sus entrenamientos muy pronto este año- dijo Luna observando el campo- ¿te apetece ir a verlos un rato?. Seguro que eso te despeja un poco.
- Si. ¿Por qué no?
A los pocos minutos las dos habían llegado a las gradas y vieron que, un poco escondidas, Hermione Granger y Ginny Weasley, también observaban el entrenamiento.
- ... cuando Harry sepa esto se va a subir por las paredes y nos hará entrenar el doble. ¡Ese maldito hurón a comprado escobas nuevas para todo el equipo!
- Ya, Ginny tranquilizate o nos oirán y sabrán que les espiamos.
- ¡Hola chicas! - saludó Luna
- ¡¡¡Shhhh!!! -hicieron las dos Gryfindor al mismo tiempo.
- No queremos que nos descubran- dijo Greanger- ¿Vosotras también venís a espiar a los de Slytherin?
- No. En realidad el quiddich no nos interesa mucho, sólo paseabamos y decidimos venir a mirar. A Zoe no le hará mal distraerse un poco.
Ese comentario hizo sonreír a Zoe. A veces Luna parecía más una madre que su amiga.
Tras unos saludos y algunos comentarios un poco bruscos por parte de Ginny hacia el equipo eternamente rival, Zoe se descubrió mirando al capitán y buscador. Encima de su escoba se apreciaban sus dotes de liderazgo. Todos hacían lo que él pedía sin protestar y con muchas ganas. Y hasta le vio riéndose con uno de sus compañeros de alguna broma que no pudo escuchar. Realmente tenía una de las sonrisas más fantásticas que había visto en su vida. Incluso era mejor que en su sueño. No parecía ese niño mezquino que ella recordaba. Se le veia... Normal.
- Zoe ¿estás aquí? - preguntó Hermione.
- ¿Ehm? Sí, perdona es que estaba pensando en mis cosas. ¿Qué decías?
- Decíamos que está empezando a hacer un poco de frío y ya es tarde. Deberíamos volver al castillo para la cena.
- Sí, claro.
¿Frío? Ella no notaba ningún frío. Lo único que sentía era el calor que desprendía su sonrisa.
Justo antes de salir del campo, notaba como alguien la miraba, y al darse la vuelta, pudo ver fugazmente cómo sus ojos grises estaban posados en ella, antes de salir volando a gran velocidad en otra dirección. Posiblemente ni siquiera la miraba a ella. Casi seguro, él miraba a otra parte.

Después de un entrenamiento agotador y una ducha relajante, lo único que Draco quería era cenar y meterse en la cama.
Al llegar al Gran Comedor se dio cuenta que casi no quedaban alumnos cenando aunque aún era temprano. Aquello solía pasar. Después de unas vacaciones a todos les costaba volver a la rutina y, después del primer día de clase, todos acababan agotados y se iban pronto a dormir.
Él tenia que haber hecho lo mismo, pero estaba impaciente por comenzar los entrenamientos de quiddich y ver el material del que disponía para ese año, y poder así decidir qué necesitaba antes de las pruebas para el equipo.
En esos pensamientos estaba cuando Nott y Zabini se sentaron delante suya. Venían riendo sobre alguna broma que le habían gastado a alguien. La verdad, esas cosas ya le traían sin cuidado.
Intentando ignorarlos comenzó a pasear su vista por los alumnos que aún quedaban allí, cuando de pronto la vio. Se había sentado en la mesa de Gryfindor, junto a Greanger, la pequeña comadreja y Lunática Levegood. Todas parloteaban de vete a saber qué, pero ella permanecía en silencio, comiendo una manzana verde, mostrando, de vez en cuando, una pequeña sonrisa que nunca llegaba a sus ojos.
- Blaise - llamó Draco a su amigo que se reia de cómo Nott intentaba invitar a salir a Astoria Greengrass sin mucho éxito.
- ¡Blaise!
- ¿Qué? No grites hombre.
- ¿Quién es esa que está al lado de Greanger? ¿Es nueva éste año? - pregunto Draco intentando parecer lo más indeferente posible.
- Draco amigo, debes de ser el único en todo el colegio que no sabe quién es.
El rubio le miró con una ceja levantada y cara de pocos amigos. No le gustaba ser el ultimo en enterarse de algo y menos que se lo restrieguen por la cara con suficiencia.
Blaise al darse cuenta de su expresión cambió su cara de burla por la más seria que pudo y le respondió.
- Es Zoe Diggory. La hermana de Cedric.
- No puede ser ella. Me he pasado los últimos años burlandome de su aspecto y no se parece en nada.
- Pues si que lo es. Sólo que ahora está más ñam. Jajaja. Las chicas crecen y cambian que da gusto. Aunque podría haber cambiado también las compañías... Fíjate: una traidora a la sangre, una loca y una sangre sucia. Una chica como ella de buena familia no debería arrimarse a esa escoria.
- No hables así Blaise.
- Tienes razón quizás el trauma por la muerte de su hermano le haya afectado a la razón. Pobrecita- dijo poniendo un puchero.
Nott volvió después de un evidente rechazo por parte de Astoria y Draco dejó de escuchar a sus amigos sin poder apartar la mirada de aquella chica de ojos tristes pero hermosos.

Luz tras la oscuridadWhere stories live. Discover now