La promesa

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Habían pasado ya más de dos semanas desde aquella horrible noche.
Zoe se despertó gritando, como ya era costumbre, después de una pesadilla. La misma pesadilla de cada noche, donde, sin saber cómo, veía como El que no debe ser nombrado, acababa con la vida de su amado hermano Cedric.
Después de secar las lágrimas que recorrían su rostro, se tranquilizó, y sabiendo que, a pesar de ser las cuatro de la mañana, no volvería a dormir, bajó las escaleras hacia el salón decidida a intentar leer un poco para olvidar todo lo que la rodeaba.
Al pasar por el dormitorio de Cedric, vio la puerta entreabierta y luz encendida. Su padre dormía en un pequeño sillón junto a la cama de su hijo. Como cada noche.

Abrió el primer libro que encontró. Ni tan siquiera pudo leer el primer párrafo sin volver a recordar aquella noche.
Todo lo que sucedió después estaba borroso en la memoria de Zoe.
Mucha gente dandole el pésame el día del funeral, demasiada gente que de repente la veía después de tantos años siendo invisible. Y ahora era ella la que no lograba verlos.
Con un gruñido de impotencia y arrojando el libro al suelo, se obligó a sacar de su mente todos esos recuerdos, que sólo le hacían sufrir, y buscar en ellos cada imagen, cada palabra, cada sonrisa, que en su día la hicieron tan feliz.
Zoe adoraba a su hermano mayor, le admiraba, casi le idolatraba. Era guapo, inteligente, divertido, uno de los mejores magos de su edad, todo el mundo le quería y le admiraba.
Y no sólo eso, era el mejor hermano que pudo tener. Cariñoso, protector, jamás le dio una mala contestacion ni se burló nunca de Zoe como hacían los demás.
Para ella, Cedric era perfecto.
- Mi niña, ¿qué haces despierta? Deberías descansar, estos días han sido duros.
- No podía dormir papá. Quizás esos consejos deberías ponerlos en práctica tú también ¿no crees?. Dormir cada noche en ese sillón te destrozara. Y no me refiero sólo a tu espalda.
El señor Diggory se sentó junto a su hija con la mirada un tanto perdida. Así se quedaron, en un silencio que a ninguno les molestaba. Apenas habían hablado desde que Cedric murió. Eran como dos fantasmas arrastrando pena en solitario y no querían que el otro lo viera. Su padre pensaba que a ojos de Zoe el debía permanecer con entereza. Pero cada noche ella lo oia llorar y lamentarse.
- Ahora que Él ha vuelto, ¿que pasará papá?
Zoe ni siquiera había pensado en ello y no sabía cómo aquella pregunta se formó de golpe en su cabeza.
La mirada de su padre tras oír aquello fue una mezcla de ira y temor.
- No lo sé mi niña. Se acercan tiempos oscuros que cambiarán a todos los magos. Ya pasó la última vez. Habrá que tomar decisiones y no todos tomarán las correctas. Pero sí estoy seguro de algo, ese mal nacido ya me ha arrebatado un hijo, no lo hará de nuevo y pagará por lo que le a hecho a esta familia. Aunque sea lo último que haga. Te lo prometo.

Luz tras la oscuridadNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ