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-- serían 8,25£ señorita --

-- gracias -- sonreía amable al anciano detrás del mostrador, tome la bolsa de compras mientras salía del local y a su vez que caminaba por la acera tomando mí teléfono y revisandolo.

Entre a ese chat que en los últimos días se había vuelto de mis diarios.

Hola Charles --
Siento molestar y buen día --
Cómo está Arthur, oí que --
ya le darán el alta.
Por cierto --
Buena suerte en las --
prácticas hoy

Envié el último mensaje algo nerviosa, ya sabía que Arthur estaba bien, el mismo me había mandado un mensaje divertido con toda la situación histérica que había creado solo burlándose de como yo había reaccionado a su accidente, el me había dicho que le darían de Alta en 1 o 2 días y que luego solo tendría revisiones.
De todas formas, yo le seguía preguntando a Charles sobre Arthur, quizás como una tonta forma de empezar la conversación o algo así, inconcientemente lo hacía, me agradaba las conversaciones con el, aunque no lo supiera o admitiera.

Suspiré deteniendo mi caminar y parandome frente a un cruce peatonal. Levanté la vista de mí celular para escanear mí alrededor, aún me era sorprendente los lujosos autos que paseaban por Mónaco y más cuando hablamos de las afueras de Montecarlo.

Salí de la aplicación de mensajes, diciéndome a mí misma que no la abriría y mucho menos miraría hasta que Charles me respondiera, un mecanismo de vergüenza y nerviosismo que había adquirido durante la secundaria, diciendo que no le prestaría atención y lo ignoraria cuando estaba constantemente haciendo todo lo contrario.

El semáforo se iluminó con rojo, y me apresuré a pasar por las rayas de cebra, miraba a mi alredor, me encantaba admirar la hermosa arquitectura de las tiendas, casas y construcciones en Mónaco. Simplemente tan lindos.

El camino a casa de a ratos se volvía algo solitario, sin embargo la hermosa naturaleza lo compensaba completamente.

-- llegué -- grite luego de una larga caminata hasta el departamento.

-- aquí! -- oi gritar a sierra desde el sofá, me acerque y una atolondrada Addison me intervino en el camino.

-- gracias -- dijo tomando las bolsas de mis manos y sorprendiendome, por mi parte, seguí mi caminar hasta Sierra.

-- hola, que miras --

-- las prácticas... Caro está en el baño -- solté una risa nasal aunque ella no me miró.

-- desde cuándo eres fan de fórmula 1 -- pregunté divertida mientras me sentaba a su lado.

-- desde que lo ví a Sainz y su hermosa y gran Espalda, dios que hombre! -- los gestos que hacía Sierra simplemente me causaban más risa, sumandole que Carolina iba saliendo del baño y escucho perfectamente como nuestra amiga hablaba de su crush milenario.

Mire a Carolina que se veía algo ofendida por el comentario de Sierra, yo la miraba divertida mineteas a su vez levantaba ambas manos y me encogia de hombros mostrando mi inocencia ante su comentario.

Le levanté yendo a la mesa del comedor donde me senté junto a mi computadora a revisar la web.

-- agh dios... Ya te pusiste con el trabajo? Por dios Isa, es viernes! No se supone que dejamos el otro trabajo para tener una vida? -- una recién levantando y de bastante mal humor Michael se levantó de su bella siesta.

-- hola a ti también Mich... -- di un leve suspiro mientras seguía mirando la web.

-- oigan! N osea supone que nos quedamos en Mónaco para disfrutar? Digo si, para trabajar... Pero somos Jóvenes! Deberíamos Salir, disfrutar, beber hasta el borde del coma etílico... -- Creo que estaba borracha, no lo sé, pero si se que ahora está dando un discurso motivador de porque estamos aquí.

a Spring-summer Season In Monaco |Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora