Capítulo 01: Las Cosas que Hago por Ti

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               SuA, es mi mejor amiga, nos conocimos en la primaria jugando a columpiarnos en las sillas del salón de artes, ese día ella perdió el equilibrio hacia atrás y se azotó la cabeza en el suelo, la tomé como pude cargándola en mi espalda y la llevé a enfermería entre los gritos de la clase, la acompañé hasta que llegaron sus padres y no nos volvimos a separar. Ella sufre de insuficiencia renal desde que era una niña, la operaron a los 12 años, pero no logró recuperarse por completo, hace poco su familia se enteró de una nueva tecnología en Oxford y la llevarán por un trasplante; el definitivo, dijo su padre.

               Anoche me llamó para contarme que no quería ir al otro continente porque se enamoró.
Sí, así de estúpida es.
Me dijo que, durante ese mismo día estuvo ayudando a su madre en la tienda de helados familiar, SuA bailaba cantando como siempre hace cuando está sola, hasta que sonó la campanilla de la puerta y entró una chica con una luz brillante, así en cámara lenta, como de película según ella, pero según yo, nada más fue el reflejo del escaparate de la tienda de enfrente, aunque no la juzgo, es una niña soñadora.

              
—Hola, deseo un cono de pistacho bañado en chocolate blanco por favor —El gafete de la chica tenía grabado el nombre Lee Siyeon, SuA lo memorizó cuando tuvo que recibir el dinero por el cono de helado que la contraria compró. —Claro —contestó con un hilo de voz, los nervios del amor le ganaron cuando dejó caer las monedas del cambio al rozar su mano, SuA gritó asustada por su error y rodeó el mesón para recogerlas, Siyeon se agachó con ella para ayudarla, le dio la mano para pararla del suelo cuando las recogieron, fue ahí donde la chica en cuestión la flechó chocando miradas, entonces ahora la muy tonta no quiere viajar a operarse.


—SuA ¿Qué demonios estás pensando? —Retumbaba mi voz por el pasillo, regañandola desde antes de entrar a su habitación, me tumbé en su cama y rodé por encima hasta el otro lado, me dejé caer suave en la alfombra felpuda, me acomodé  junto a ella y le quité la cobija que tenía en las piernas fingiendo enojo, ella soltó una risotada juguetona.
—Ay, Minji, es que si tan solo la hubieras visto —No me interesan las chicas —Bufé y SuA me empujó.

—De verdad, ella es... —Suspiró —Tienes que verla MinjiU, tienes que verla —Volvió a suspirar abrazando la cobija que solté.

Miré como hablaba en serio, pero en serio ya la había visto así antes, por la capitana del equipo de fútbol, por la chica mala para el ajedrez, por la chica que trabaja en la biblioteca, por la dueña del club nocturno de la esquina, incluso por la chica que administra el ciber café, pero esta vez sabía que debía hacer algo por su felicidad, estaba obligada a encontrar una manera para hacerla desistir de quedarse y si algo tenía claro era que la ayudaría, pero ¿Cómo?

—Muy bien señorita —Le dije articulando un plan en mi cabeza —Tendremos que activar la ¨OPERACIÓN BUSCANDO A LEE SIYEON¨ —SuA abrió sus ojos con sorpresa y emoción, dio saltitos esperando a ver lo que tramaba, encendimos su computadora y creamos una casilla  correo electrónico con la clave BEcause, para ambas —Por este medio nos estaremos comunicando y te contaré todo lo que averigüe —Mi amiga me abrazó chillando y me dijo que soy la mejor, yo discrepo sobre eso, pero le correspondí el abrazo muy fuerte antes de despedirme.

               La mañana siguiente me levanté muy temprano, era el primer día de clases, salí sin desayunar para no perder el bus camino a la preparatoria, pero no llegué a tiempo, el bus cerró sus puertas justo cuando pisé la parada, empezó a avanzar lento, yo corrí por el costado, golpeando las ventanas, pidiéndole, gritándole al chofer que se detuviera y lo hizo, eso fue extraño porque nunca lo hacen y mi cara de confusión se notó cuando el conductor abrió la puerta, subí  —Muchas gracias, señor —Pagué mi pasaje y avancé entre la gente, el bus frenó en seco al llegar al semáforo de la siguiente esquina, entonces mis pies olvidaron como sostenerme y perdí el equilibrio —¡Hey, tenga cuidado! —Reclamé hacia el conductor, notando recién que estaba sentada en las piernas de alguien. Me paré asustada y avergonzada pidiendo disculpas —Pierde cuidado —Dijo ella, pero cuidadosa es lo que menos soy.
Era una chica, se puso de pie y me cedió el asiento, lo agradecí levantando mi cabeza avergonzada, entonces la vi, era ella, en su gafete decía claramente el nombre que buscaba y sonreí triunfal, fue más fácil de lo que pensé, ella hablaba con la chica sentada a mi lado, pero no me atreví a mirar.

Antes de que Acabe el Siglo | JiYoo | DreamcatcherWhere stories live. Discover now