UNA DESPEDIDA DE SOLTERO CON FUSTA INCLUIDA

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La fiesta de despedida llevaba descontrolada un buen rato.

Ta, desde una silla alejado considerablemente de los demás, observaba de reojo lo que ocurría; el gigoló se acercaba peligrosamente a todo aquel que estuviese animando, dando palmas o gritando a pleno pulmón. Su miembro recorría al son de la música los rostros de todos  y, al final, siempre terminaba en sus bocas, los que trabajaban lamiendo su prepucio sin importar nada más.

el novio, aquel mismo chico que se casaba por amor, que supuestamente esperaba su gran día, estaba sentado —casi tumbado— en una silla con las piernas alzadas, sujetas de los tobillos por dos amigos más. Con el culo al aire mientras el gigoló se lo follaba con furia. Ta reparó en la actitud chulesca y poderosa del chico joven y reprimió una sonrisa.

Jeff creía saber de sobra que todos los fluidos, las hormonas y el calor de aquella habitación eran única y exclusivamente producidos por él y la seguridad que mostraba al moverse entre tanto hombre. Y digo «creía», porque estaba totalmente equivocado. Había penes  húmedos y unos pezones erectos provocados por todo lo contrario; Ta no se dejaba sorprender por aquel tipo de actitudes fingidas, sino que sacaba la verdadera personalidad de un plumazo. O de un varazo.


Siguió durante un buen rato con su papel de chico reprimido y asustadizo, pues, sabía de sobra, que no había cosa que excitara más a un hombre que el poder sobre un amante, más si era en la cama. Y no se equivocaba.

Jeff intentó concentrarse en su trabajo, pero, de manera inconsciente, sus ojos volvían una y otra vez a aquel niño bonito que se mostraba avergonzado por lo que veía y hacían sus amigos.


Pensó que él, que era uno de los mejores en su trabajo, podría hacer desaparecer aquel pudor sin esfuerzo. Desocupó el interior del novio, y se acercó a Ta con una sonrisa en la boca. Decidió ir despacio, no quería asustarlo. Se movió sensual ante sus ojos castaños y asustadizos, descendió de manera lenta y se quedó unos segundos ahí, intentando captar una mirada que no se alzaba.


«Mírame», quiso ordenarle, no obstante, calló.


Posó su dedo sobre el mentón de aquel chico y lo elevó para que sus ojos chocaran, al hacerlo, sintió que su polla reventaba. Jamás había lidiado con una mirada tan oscura, tan perversa. Aturdido, tuvo que apartarse, no sin antes escucharlo decir:


—A las tres en la diecisiete.
El chico supo de sobra que se refería a su habitación y, también supo, a pesar del escalofrío que la mirada de aquel chico le había producido, que estaría allí como un clavo.


Golpeó la puerta con decisión, aunque poco le duró la seguridad al percatarse de que nadie aparecía tras el. Minutos después, el tímido chico de la despedida abrió y le invitó a pasar sin mediar palabra. El joven lo escudriñó mientras se adentraba en una habitación pulcramente ordenada, sin más luz que un sencillo foquito anaranjado que se encontraba en una esquina, convirtiendo el lugar en algo más íntimo. El chico era menor  que él, al menos diez años. Aquello no pudo más que excitarlo, pues le demostraría como el adulto que era conseguiría que se corriera como nunca.


Sin hablar, se acercó a el de manera decidida, dispuesto a besarlo, pero la mano de Ta sobre su pecho lo detuvo de un firme empujón.


—Siéntate ahí —ordenó Ta con determinación, señalando una silla pegada a una pared.
Jeff obedeció sin rechistar.


Ta se contoneó mientras caminaba hacia la cama. De espaldas a él, se quito muy sutil mente la camisa y el pantalón de vestir que había tenido durante toda la noche, hasta dejarlo caer en el suelo. Mostrado su culo cubierto por unos boxers negros quedaron a la vista del joven. Nada como un hermoso culo apretado y demasiado apetecible para estar tan lejos.

17 Orgasmos (ONE SHOT) - (Adaptada) (Por Becha) (JEFFTA)(FINALIZADO)Where stories live. Discover now