Harta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente.
-Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...
Desperté luego de dos semanas de estar inconsciente y Miriel estaba dormida sobre una pila de libros acerca de hierbas. Había estado estudiando en mi ausencia y creí que podría hacer algo para no quedarme atrás al ausentarme tanto tiempo pero al enterarme por Petunia de lo que aconteció, me cabreé.
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Clover declaró la guerra contra Moonbow y se emitió la orden de reclutamiento para los mayores de 15 años. Mis hijos debían presentarse para formar parte del ejército, aunque la partida se retrasó a causa de una lluvia torrencial que llevaba casi un mes sin detenerse en ambos países y había causado aludes de barro hasta inundaciones.
Ante esa premisa, quien evitó un desastre y posible masacre en el pueblo por la partida de los jóvenes, casualmente salió de viaje anteayer.
Habían realizado una reunión vecinal urgente cuando el aviso de enlistarse llegó y ofreciéndose como carne de cañón junto a su mujer y su hermana, Newton convenció a los vecinos de ocultar a sus hijos y negar su existencia hasta que los militares se hubieran ido de Hazel.
Ningún habitante del pueblo debía participar bajo ninguna circunstancia o no regresarían con vida. Este muchacho solo provocó pánico y para que vieran que hablaba en serio, aseguró que su madre los salvaría.
Desde entonces y durante este mes, Miriel trabajaba en su laboratorio tratando de crear algo para ayudar a todos asistida por su aquelarre.
-Se fue sin despedirse- distrayéndome con el papeleo de la finca, charlaba con Gina
-Supongo que volverán cuando encuentren al Dr. Lombroso. Paulie está con el, así que será fácil controlarlo que no se salga de sus casillas-
-Haa! Por suerte Ray los hospeda pero no me fío que se quede calmado-
[Ellos prometieron volver pronto y traerme un regalo! Tienen que cumplirlo o sino...]
Las quejas de Excalibur no paraban desde que a mi familia se le ocurrió meterlo en el despacho. El invernadero estaba siendo utilizado por mi mujer y tenerlo ahí hablando, era un hastío que la desconcentraba.
-¿O qué? Te recuerdo que estás clavado por caprichoso.-
[¡No estaré aquí para siempre! Mi amo vendrá por mí, ya verás!...Oye, no me toques o te cortarás!]
-Baba...- Tirando su espada de trapo, Cyan se aferró a la roca pues aún le costaba caminar
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