-Agarra un bolso. Seguro acabarán por darnos algo como la última vez- Newton ajustó sus cuchillos en la espalda de la pechera
-Vayan con cuidado. Su madre está sedada y hasta que despierte, tienen tiempo- papá nos entregó las pistolas cargadas
-Mejor quédate Jordie. No sabemos a donde iremos a parar una vez crucemos los rosales- traté de persuadirla
-Quiero ir! Es mi culpa que todos estén enfermos-
-Nena, no es tu culpa. Esto es algo que nadie puede controlar. La plaga es muy contagiosa en niños menores de 15 años por lo que deberías quedarte en tu habitación- Polly le acariciaba la espalda a Jordie
-Iré. Puedo usar los cuchillos también! No estorbaré, lo prometo-
-Llévenla. Al parecer, las monedas reaccionan únicamente a los Thermesos y dudo que le pase algo si van juntos.- Papá le colocó la pechera para cuchillos
-Entonces, mantente alerta y ni se te ocurra alejarte de nosotros.-
Una vez nos preparamos, cruzamos el camino que se formó entre las rosas. Ayer, Newton dejó caer la moneda por descuido y al instante, las rosas se movieron hasta crear un pasaje espeso del que salía un ventolín fresco mezclado con ruido de olas de fondo.
Sin duda se oía como el mar pero hasta no llegar al otro lado, no estaríamos seguros. Al decirle a Polly, llamó a papá y a Benicio para mostrarle el descubrimiento por lo que se quedaron duros al ver la bolsa de monedas.
Al ser algo concerniente a la familia de Newton y Jordie, era mejor ir preparados para no terminar con sorpresas indeseables. Atamos a los perritos puesto que parecían conocer el camino y no dudaron en ser nuestros guías.
Ingresando a los rosales, el camino se fue volviendo cada vez más oscuro y tétrico pero el viento nunca cesó como haciendo que nos relajáramos hasta llegar a destino.
-Esas sogas no resistirán. Estos perros son brutos- traté de manejarlos pero se volvieron locos
-Dámelos. Hey, basta! Qué no ven que pueden lastimar a Sirin!- con un agarre seco, Newton los controló de inmediato
-Qué es eso?- Jordie salió corriendo
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Matrimonio por Conveniencia
AléatoireHarta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente. -Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...