Sacando dos cuchillos y con los perros adelante, le haríamos pelea a quienes trataban de dispararnos. Al momento en que me dispuse a atacar, los guardias bajaron sus armas para inclinarse ante mi.
-Qué?!- fue raro que mostraran reverencia y al mover los cuchillos, entendí el motivo
Mis juguetes eran más especiales de lo que creí y al bajarlos, un hombre tigre llegó por detrás para apartarlos.
-El muchacho es mi invitado al igual que sus acompañantes. Retírense- nos señaló el camino para seguirlo ante la mirada atenta de los guardias
-Gracias señor...- me puso nervioso verlo muy seguro
-Jeh! Solo dime Hershey. Leí en el registro que van a la librería Calypso, los escoltaré personalmente- acariciaba a los perros y estos se dejaban
Hershey ya conocía a mis hermanos, pues el los guió hasta la tienda Mirinda.
Charlando nos contó que conocía todo el Mercado como la palma de su mano y no había sitio en el que ocultarse de él o los guardias hasta que la señorita Pinky le llamó la atención.
-Primera vez viendo a un hombre bestia? Conozco el motivo de los niños pero a ti que te trajo exactamente aquí?- la encaró
-Disculpe mi ignorancia y si lo ofendí. Aunque tiene razón, un tigre parlante no se ve todos los días. Soy Charlotte Pinkerton pero puede decirme Pinky, un placer. El motivo de mi visita es charlar con la señora Alba aunque de ser posible, también estoy buscando al señor Herschel Van Horne- sacando una moneda, enseñó sus razones
-Oh, ya veo. En ese caso, les sugiero tomar un carruaje para dirigirnos hasta el sector verde...fiu, fiu!- silbando, llamó a dos cocheros y nos dejó subir primero
-Muchas gracias Hershey! Aquí tienes- saqué una de las 10 moneda que traía en mi abrigo para pagarle pero se negó
-Jajaja!...No hace falta, tengo algunas-
-Ok- levanté una ceja muy confundido y subí al carruaje
-Te lo agradecemos pero insistimos en comprarte lo que gustes de la librería como pago- Sirin tampoco buscaba irse sin pagar sus deudas
-En ese caso, les pediré un favor. Vengan a visitarnos seguido. Les parece bien?-
-Con gusto!- con un apretón de manos, sellamos una promesa
-La señorita Pinky viajará conmigo, ustedes compartan carruaje- divididos en dos grupos, nos dirigimos a la librería
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Matrimonio por Conveniencia
RandomHarta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente. -Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...