—Malcolm siempre se calma cuando le doy algo de helado —explicó—. Sólo asegúrate de que no se vea muy obvio, o se enfadará creyendo que estás tratando de comprarla.

—¿Cómo sabes eso?

—Bueno-

—¿Y desde cuándo te importa que Malcolm se enfade contigo?

A través del retrovisor, Dewey lo veía como a un bicho raro, notablemente incrédulo y en cierto modo preocupado. Reese lo observó por un segundo, imposiblemente quieto antes de aclararse la garganta y resoplar, buscando la respuesta menos sospechosa en su cabeza.

—Desde que soy el único en quien puede verter su mal humor y sus quejidos.

«Y no precisamente los divertidos...», añadió inconscientemente para sí, rogando a su cerebro que no empezara a proyectar ciertas imágenes capaces de meterlo en severos problemas por más de una razón y en más de un sentido.

Y es que, la pregunta lo había tomado tanto por sorpresa... que por un segundo Reese consideró tener que decir algo más, lo que fuera, con tal de llenar el raro silencio formándose a su alrededor. Pero entonces la mueca de Dewey y su tambaleante asentimiento en medio de una mirada perdida, casi como si estuviera recordando lo fácilmente irritable que Malcolm podía ser en ocasiones, fueron suficientes para hacerle decidir dejar ahí su explicación.

—Aun así... —retomó su papá— No puedes comparar-

—Yo le creo.

Esta vez, incapaz de contenerse al creer que había imaginado el comentario, Reese se giró instintivamente y por completo para encarar a Dewey, sólo para darse cuenta de que su pequeño hermano había recuperado su acostumbrada expresión neutral, viendo ahora a su papá a través del espejo en lugar de a él.

—¿Qué dices?

—Vamos, no es un secreto que Reese siempre ha sabido exasperar a Malcolm como nadie más y que de algún modo se las arregla para bromear con él como si nada luego de un rato —respondió encogiéndose de hombros con simpleza—. Sí, quizás mamá es más agresiva, amenazante e intolerante-

—Dewey...

—...Pero en esencia son lo mismo en diferente escala, ¿no? —continuó—. Es algo aterrador y muy incómodo cuando lo piensas, pero tiene sentido para mí.

«¿Aterrador e incómodo...?»

Bueno, pensándolo así...

Reese no pudo evitar notar la curiosa mezcla entre sus renovadas ganas de reír y el inusual escalofrío recorriendo su columna, pero supuso que Dewey tenía algo de razón en las cosas que decía. Y que en verdad era un tanto incómodo.

—Como sea —resopló, aclarando su garganta un segundo más tarde y buscando terminar finalmente con el tema antes de que pudiera volver a equivocarse—. Era sólo un comentario...

Porque, sí, en verdad lo era en un inicio. Al menos en su cabeza lo había sido. Simple y sin intención.

Nunca había pretendido dar a entender nada más. Nunca había pretendido abrir la posibilidad de explicar nada más. No, no, por supuesto que no. En un caso como ese, Malcolm definitivamente lo mataría sin pensar...

Y, además, francamente jamás se habría esperado oír nada parecido a lo que Dewey había dicho, como para volverlo algo intencional.

¿Realmente las cosas entre ellos habían sido así todo el tiempo?

¿Tanto como para que alguien externo a ellos dos genuinamente lo considerara, al menos?

El tema de molestarse entre hermanos era algo tradicional en su familia. Todos tenían diferentes formas de hacerlo, y Reese solía enorgullecerse particularmente de las suyas cuando se permitía el tiempo de darle espacio a ciertos destellos de creatividad más elaborados. Los cuales, por cierto, solían resultar especialmente interesantes enfocándolos en Malcolm...

Serotonina [Wilkercest]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin