Indeleble •Taynic Galikhar•Borrador

Capítulo Extra.

Cuando abre la puerta de la cabaña se sorprende al ver al alfa, del cual sigue desconociendo su nombre e identificando en silencio como el gritón.

Sus ojos se encuentran y no puede evitar sonreír. 

—Hola. —el soldado lo saluda sorprendido. 

—Buenos días. —la voz de Taylor lo hace girar su rostro con brusquedad. —¿Qué haces aquí, Otro?

Otto. Un bonito nombre para un alfa como él. Le hace justicia. 

—He venido a despertar al recluta, pero me ha abierto la puerta.

En su rostro se dibuja una media sonrisa antes de que su mirada se encuentra con la de los dos alfas frente a él.

—Suelo despertarme temprano. —aclara encogiéndose de hombros.

—No será necesario que vengas hasta acá únicamente para despertarlo a él. 

Otto asiente y se disculpa con un breve saludo. Nick se queda de pie a un costado de la puerta, viendo como se aleja. 

La cabaña no está alineada en el campamento como las demás, sino que, se encuentra en la orilla. Si entras al campamento y sigues el primer sendero, todo recto, la llegada es más rápido.

—¿No irás a la formación? —Taylor le pregunta.

Entra en la cabaña solo lo suficiente para verlo sentado sobre uno de los sillones con las botas llenas de lodo sobre la mesita del centro. Tiene un paquete de galletas entre sus manos ¿De dónde ha sacado eso? Tiene la expresión más relajada que jamás le ha visto a alguien en Castrum. 

—¿No irás tú? —sus brazos se cruzan y eleva las cejas. 

—¿No te enseñaron a contestar cuando se te pregunta?

—Al parecer a ti tampoco. —antes de que pueda escuchar lo que el alfa tiene que decir, se gira aire sus pies y se aleja de la cabaña. 

No le ha preguntado a Otto si su formación seguiría iniciando fuera de su cabaña o junto a todos en el campo, por lo que sin ser consciente camina hasta la 28. Los chicos a penas y se van integrando, así que acelera el paso y busca acomodarse en el mismo sitio de siempre. 

—Buenos días. —Lucas le sonríe. —¿Qué tal dormiste?

—Buenos días, Lucas. —le sonríe de vuelta. —He dormido bien ¿Qué tal tú?

—Lo decía por tu nuevo compañero de cabaña, pero también he dormido bien.

—Es el hijo del Subteniente. 

Lucas no da crédito por lo que escucha, lo sabe por la sorpresa en su rostro y la dificultad que encuentra para hablar después. 

Cuando todos están en la formación, Otto les comunica que comenzarán a hacer marchas diarias a partir de ese momento. Muchos hacen un ruido en desaprobación y los susurros sobre "era de esperarse" llegan hasta sus oídos. 

Lucas no mentía cuando dijo que la presencia de Taylor aumentaría la exigencia en los entrenamientos, lo que no le explicó fue por qué. 

Otto junto a otro hombre los dirigieron al centro del campo. 

—¡Arriba, Soldados! —Otto grita con un leve cántico en su voz. 

—¡Arriba, Soldados! —todos a excepción de él responden. 

—¡Sobre el camino al paso ligero tenemos que avanzar!

Otto se posiciona en el inicio de la formación, comenzando a trotar, gritando, cantando, motivando al resto a hacerlo con la misma pasión que él.

Nick los sigue a pasos torpes, tratando de aprenderse aquella porra y de que sus pies ligeros se muevan en la misma sincronía que el resto. 

—¡De pie, compañeros, es hora de saltar! 

Otto lo busca y siente un escalofrío recorrerle toda la espalda cuando escucha su voz tan de cerca. 

—¡Arriba, Soldados! — quiere la fórmula, el tip, lo que sea que aquel alfa hace o usa para amanecer tan activo a las 5:00 am. 

Poco después de que la marcha termine, Otto los pone a correr, dándole la vuelta al campo diez veces, ocasionando que el cansancio sobre su cuerpo sea más evidente, así que, para cuando llegan a la cafetería y toman asiento para comer, Nick lo agradece. 

—Entonces —Lucas lo mira. —, ¿Taylor está aquí?

Asiente dos veces, demasiado concentrado en llevarse a la boca el pedazo de brócoli cocido que le han dejado sobre la charola. 

—¿Para qué ha venido? —Mike pregunta y ambos alfas comienzan una discusión que ignora, no porque así lo quiera, sino porque su hambre y cansancio es mucho mayor. 

Quisiera decirles que paren, que detengan la conversación hasta que él termine de comer, para así poder escucharlos y enterarse de todo, pero no lo hace y no se vuelve algo necesario, puesto que Taylor llega en compañía del Coronel. 

Se ponen de pie, saludándolos, llevando su mando derecho a su frente, y volviendo a tomar asiento. Todos a excepción de él, quien se queda con la cuchara entre sus dedos a nada de llevarla hacia su boca. 

Otto y Taylor se dan cuenta de eso, pero deciden pasarlo por alto y lo agradece. 

Les sirven comida y se alejan. 

—Sigo sin entender por qué te enviaron con él. —Mike dice al terminar su almuerzo. 

—Yo soy el que menos entiende qué pasa. 

—No puede ser tan malo. —Adam menciona. —Quizá solo es por tema espacio y luego lo incorporan. 

Nick se encoge de hombros y centra su tiempo en terminar su comida. 

El resto del día se siente observado, igual que cuando Subteniente estaba en Castrum, solamente que esta vez se trata de su hijo, el cual le parece difícil de encontrar entre la multitud. 

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Suspira cuando sus pies son liberados de las botas, mueve sus dedos sintiendo un cosquilleo por el ligero aire que los acaricia. 

—¿Por qué estás aquí? 

Se sobresalta y busca a Taylor, pero no está en la puerta, sino en el pasillo, entre la oscuridad, observándolo. 

—Me asignaron aquí para dormir. 

—Me refiero al campamento. —sus ojos brillan y piensa en un lobo asechando a su presa. 

Siente repulsión hacia él, justificada y a la vez no.

—Siempre quise vivir la experiencia. 

Hay un silencio incómodo, nefasto y nadie lo rompe. Taylor se va sin siquiera despedirse, por lo que, Nick se pone de pie y cierra la puerta. Poco tiempo después se queda dormido.