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Bright iba renegando por la calle junto a su hermano menor. Sus padres los habían mandado a que compraran café de aquella cafetería que tanto les gustaba, así que ahí iba él en contra de su voluntad después de haber sido levantado por su padre a las 9 de la mañana.

—Algún día yo también tendré hijos y los mandaré a hacer las cosas que yo no quiero hacer por flojera.— Se revolvió lo cabello sin dejar de formar muecas de molestia.

—Entonces los mandarás a hacer prácticamente todo.— Le dijo Fort burlándose de su hermano.

A él no le molestaba ir por café y menos ahora que por fin habían logrado sacar de la cama a Bright después de estar encerrado en su cuarto la mayoría del tiempo mientras lloraba y veía películas de desamor maltratando a los protagonistas.

Aquellos hermanos habían llegado a la cafetería "Sunshine" viendo que el local estaba casi lleno de gente. Tal vez era muy bueno y por eso sus papás les habían mandado a comprar ahí por esa razón.

—¡Buenos días! Bienvenidos a Sunshine. Yo soy Peat y los voy a atender, ¿Qué desean ordenar?— El alfa les había recibido con todo el ánimo del mundo.

Al parecer ahi todo mundo estaba feliz, Bright lo podía ver en sus rostros. Que envidia. Pensó, hasta que algo hizo click en su cabeza y reaccionó a lo que el chico había dicho.

Abrió los ojos sorprendido subiendo su camisa hasta taparse media cara y darse la vuelta para salir corriendo de ahí. Su plan falló cuando fue detenido por su propio hermano quien lo tomó de la camisa para evitar su escape.

—¡La traición!— Gritó señalándolo y así ganó que todos los clientes del local se le quedaran viendo, algunos con curiosidad y otros con desagrado cuando notaron que un ligero aroma a marihuana se desprendía de él.

—¿Trai-? ¿De qué mierda hablas?— Su hermano estaba perdido al no saber de qué hablaba su hermano. Pero no era el único porque también el chico que los iba a atender estaba igual.

—¿Sucede algo?— Bright sintió que podía morir cuando vio venir a Nunew. El padre omega de Win.

—N-no. Yo ya me iba.— Bright sin hacer contacto visual con el omega que estaba frente a él, hizo una leve reverencia y retrocedió unos pasos.

—¿Tú no eres el alfa que estaba detrás de mi cachorrito?— Nunew lo recorrió con la mirada inhalando un poco de su aroma. —No sé si hueles a marihuana por mi hijo o porque hiciste cosas ilegales.

—¡Oh! ¿Usted es el papá de ese tal Win?— Gruñó Fort en su dirección. —¿Dónde está su hijo? Quiero hablar con él de forma pacífica.— Dijo mientras enrollaba las mangas de su suéter.

—Tú no vas a hablar con mi hijo.— Le dijo al de baja estatura y luego se giró hacia el otro alfa viéndolo fijamente.

—Olvidé que había puesto arroz en la lumbre. Me voy.— Dijo Bright en un intento de volver a escapar de ahí aunque fue detenido, otra vez.

—¿Podemos hablar un momento?— El omega preguntó con cautela hacia Bright que le veía con un poco de miedo.

—Pero claro que vamos a hablar.— Fort se cruzó de brazos poniéndose frente a su hermano en un intento de protegerlo aunque este fuera más alto que él.

—A solas.— Dijo molesto Nunew dándole una mirada de molestia al alfa que se había puesto frente a Bright para "protegerlo". —No le haré nada a tu hermano, fiera.

—Bueno. Los dejo hablar solos pero me da el número de esta belleza que nos atendió.— Señaló al alfa Peat, quien hasta el momento solo había estado quieto en su lugar escuchando lo que todos decían y alimentando su alma chismosa.

—¿He? No. Estás loco.— Le dijo el alfa chismoso. —No salgo con alfas.

—No soy cualquier alfa, soy el mejor de todos.— Fort se mostró orgulloso acercándose al chico y dejando solo a su hermano que fue llevado hacia fuera por un omega que quería una explicación.

El alfa estaba nervioso porque no sabía qué sería lo que le diría el padre de Win, en especial porque lo había visto como si hubiese cometido el peor de los crímenes.

—Mi hijo no ha dejado de llorar desde hace una semana y no ha ido a la escuela. ¿Sabes tú porqué?— Le dijo directamente, ocasionando que Bright casi se atragantara con su saliva.

—Yo... eh. No tengo respuesta para ello en estos momentos; su hijo no se presentó a nuestra cita y ha estado ignorando mis mensajes durante estos días.— Bright se abrazó a sí mismo viendo la nada. —No sé qué fue lo que hice mal y le juro que si supiera, iría a pedirle perdón en estos momentos.

—Mi hijo puede ser un chico difícil, pero no lo había visto alegre y feliz con su aroma desde que te conoció.— Dijo el mayor recargándose contra la pared. —Antes tenía miedo de salir a la calle porque las personas lo veían raro por su aroma. El día que él te conoció y empezaste a seguirlo, su aroma era cubierto por el tuyo y él era muy feliz porque al menos ya no recibía esas miradas.

—Lo sé, por eso yo lo marcaba con mi olor cada que podía.— Murmuró un poco apenado. —Nunca me gustó que se sintiera mal por tener ese olor, es muy rico.

—Eso piensas tú, pero no todos piensan igual que tú.— Suspiró el omega. —A lo que quiero llegar es: deberías hablar con él y resolver lo que sea que haya pasado. Deberías hacerlo antes de que sea tarde y mi hijo encuentre a otro alfa.

—El que tiene que buscar a mi hijo es el suyo.— Una terca voz hizo presencia en la situación y un aroma fuerte de alfa inundó sus fosas nasales. —Mi pequeño siempre está detrás del suyo y este solo lo lastima; un día de estos puede enfadarse y encontrase a un omega o alfa que lo trate mejor que su hijo.

—Papá, está bien.— Bright trató de calmar a su papá que se veía más que molesto y estaba soltando sus feromonas de molestia. Eso hacía que el omega que estaba ahí casi se arrodillara y mostrara su cuello en señal de sumisión, porque no era un alfa cualquiera, era uno de rango superior.

—No, no está bien.— Gruñó aún más molestó y buscó con la mirada a su hijo que estaba persiguiendo a un joven en la cafetería. —Nos vamos.

Fue lo último que dijo antes de entrar a la cafetería por su hijo menor y sacarlo de ahí antes de que el otro chico le lanzara café caliente o algo así.

—Disculpe a mi papá, él no es gruñón pero debe estar molesto.— El alfa hizo una reverencia al omega y se dirigió hacia el carro de su padre.

Bright se rió de su hermano cuando vio que su papá lo traía de la oreja y lo estaba regañando.

—¡Ay! ¡Duele, papá!— Fort trataba de soltarse de su papá pero no podía.

—¿Qué te he dicho de andar acosando a las personas?— Le dijo cuando estuvieron frente al coche y solo entonces lo soltó.

—Que no debo seguir los mismos pasos de mi hermano.— Fort agachó la cabeza apenado. —¡Oye!— Gritó cuando Bright le dio un zape y luego abrió la puerta para subirse al carro e irse de ahí.

Los tres alfas estaban en el carro con un silencio un poco incomodo. Solo se oían las respiraciones de los dos y como Fort se sonaba la nariz.

—Los mando por un café y terminan metidos en problemas.— Su padre cortó el silencio. —Recuérdenme no volver a mandarlos solos.

Olor a Marihuana [BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora