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—¡Win, levantate!— Un grito femenino había echo que el pelirrojo se despertara con el corazón agitado y una capa fina de sudor, sintiendo su cuerpo caliente luego de haber tenido un sueño húmedo con Bright.

—¿Puedes callarte?— Aunque no había querido sonar enojado, la presencia de su hermana alfa le había puesto alerta, gruñendo en su dirección. Sintiéndose molesto.

—No. Callame cuando me mantengas y calzones tengas.— La pequeña alfa le había sacado la lengua.

—Solo vete, no eres mi alfa. Hueles feo, fuchi, animal inmundo.— Win se dio la vuelta dándole la espalda y con su manita le habia echo un gesto para que se fuera.

—¡Winnie, tiene alfa!— La chica se fue saltarína mientras seguía gritando eso hasta toparse con su mamá. —Mami, Winnie tiene alfa.

—¿Tiene que...?— El omega abrió los ojos sorprendido y empujó a su hija que cayó por la fuerza que se cayó por la fuerza que había usado su progenitor.

El mayor había tocado la puerta del cuarto de su hijo pero no escuchaba ningún ruido, así que decidió entrar con cuidado. Lo que logró ver fue a su cachorro envuelto en las sábanas, solo se lograba ver sus mechones rojizos.

—Amor, ¿pasó algo?— Caminó hasta la orilla de la cama aún siendo cuidadoso. Olisqueó curioso el cuarto, notando el olor a marihuana un poco más fuerte de lo normal. —¿Estuviste fumando marihuana?

—Mamá, ese es mi olor natural.— Gruñó Win. Su cuerpo por alguna extraña razón comenzaba a sentirse más y más caliente. Empezó a sentir húmeda su parte trasera y algo hizo click en si mente.

—¡Entraste en celo!— Como si fuese magia, su padre acababa de descubrir lo mismo que él. —Oh, dioses. Debo decirle a tu papá porque siempre nos llega igual.

—No quiero saber qué harán mientras estés en celo, mamá.— El omega menor se quejó subiendo un poco más la sábana.

—Te haremos un hermoso hermanito.— Rió su madre omega, acariciando sus cabellos con cariño.  ——Tendré que ir por supresores.

La cama se sintió más liviana cuando su mamá se levantó y solo pudo respirar con tranquilidad cuando se fue del cuarto.

Se sentía con la necesidad de tener cerca a Bright, tener su aroma cerca y poder restregarse para bañarse con su delicioso aroma. Quería que el pálido recorriera con sus largas manos todos los rincones de su cuerpo.

Ese simple pensamiento le hizo restregarse contra la almohada, inconscientemente queriendo buscar el cuerpo del mayor, pero al notar que solo estaba imaginando cosas, su omega gimió llorando por querer algo que no estaba a su alcance.

Se sentía triste y a la vez excitado, era algo extraño de descifrar, así que decidió tomar una siesta para calmar todo lo que sentía mientras su padre regresaba.

🌈

Bright se encontraba en el restaurante de su tío, ayudando a todo lo que pudiese con el ceño fruncido porque no le habían dejado comerse la sexta rebana de pastel.

—Ya te dije que después de que acabe la jornada de hoy, juro que te podrás comer el pastel que sobre.— Barcode le hablaba con cariño.

—¿Pero porqué sí dejaste que Nanon se comiera una rebanada? ¿Es porque soy alfa?— El alfa había llevado su mano al pecho para fingir dolor.

—No, eso es porque el lo pagó.— Rodó los ojos ignorando a su sobrino para ir a atender a unos clientes que llegaban.

Bright estaba concentrado limpiado la barra del mostrador cuando escuchó un suave "Alfa" en su oído. La voz era de Win y eso le ocasionó sentirse nervioso y ansioso por ir a buscar al omega.

Apretó sus manos para tratar de controlarse pero la dulce voz de su omega llamándolo no le permitían hacer nada más que gruñir y querer huir.

—¿Estás bien?— Nanon se acercó preocupado percibiendo el intenso olor del alfa. —Ve a casa si no te sientes bien.

—Yo... sí.— Bright se encontaba aturdido. Sus piernas sólo empezaron a correr como si se manejaran solas y sin darse cuenta, estaba cerca de la casa de Win.

Sacó su celular marcándole al omega, esperando que le contestara. Cuando se iba a dar por vencido, la adormilada voz del chico le respondió del otro lado de la línea.

-¿Alf-, Bright?— Preguntó con su voz temblorosa.

—¿Estás bien? De pronto escuché tu voz y juro que estoy en mis cinco sentidos; no he probado nada de marihuana.— El alfa se escuchaba agitado de tanto correr, su respiración era acelerada y solo causó que Win fantaseara en su imaginación, imaginando cosas que eran sucias.

—Estoy bien. Todo está bien.— Aunque había sido una respuesta hacia el alfa, más bien sonaba que el omega estaba hablando consigo mismo.

—Cualquier cosa quiero que me llames, ¿Sí?— Escuchó un suave sí del menor y solo colgó suspirando. Pateó una piedrita que se encontraba cerca de él, abultando sus labios y solo siguió su camino a casa.

Mientras el alfa se iba a su casa, el omega sólo había despertado para sentirse más desesperado por la ausencia de este pero el hambre era más grande que las ganas de ser tomado por un alfa.

Salió de su cuarto envuelto en una sábana rezando porque no le hicieran burla sus hermanos o sus padres. A pasitos rápidos corrió hasta la cocina donde buscó algo que comer y sacó de unos cajones las pastillas para apaciguar su celo.

—Al fin saliste.— Su hermano apareció tomando una uva que Win abía puesto en un pequeño traste para comer pero retiró rápido la mano cuando su hermano le dio un manotazo. Se sobó la mano gruñendo. —Nuestros papás no están.

—¿Dónde fueron?— El omega metió muchas uvas a su boca quedando como una hermosa ardillita cuando comen.

—Papá dijo que le arreglaría la cañería a mamá. No entiendo porqué lo dijo pero al parecer será un trabajo difícil, se fueron por una semana.— Win casi se ahoga con las uvas al escuchar aquello y su hermano solo le vio con asco.

Genial. Sus padres habían huido a disfrutar el celo y él se quedaría en casa toda una semana sin salir y tendría que cuidar a sus hermanos.

Olor a Marihuana [BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora