El autobús me dejó en la estación.
Del ruido de un motor,
paso al estruendo de unas hojas
metálicas en vibración.
Dentro del armario vacío,
se ven sólo huecos.
Oscuridad inesperada entre tanta
luz, fibras agarrotadas;
a penas llegan a tocar el suelo.
Resbalo, me dejo caer cuesta abajo.
Un cálido vértigo provoca
el despertar de mi conciencia;
el hielo se convierte en agua.FIN