Soy todavía un fruto verde.
De mayor quisiera atreverme
a dejarme caer del árbol,
a mirar más allá
de las moscas en los ojos,
dibujadas por el cansancio.
Por ahora, atada a la rama
que con su savia
me suministra la vida,
tengo que conformarme
con descifrar
cada pliegue de mi piel
a solas.