Las palabras ajenas
revuelven los lodos
hasta ahora estáticos,
enrocados en la orilla.
El verde del agua
va cambiando al pardo;
entre las partículas
sueltas, hay un micro gramo
de vida flotando
en el cauce del río.
Las palabras ajenas
dan impulso a las velas
desinfladas. La proa
va apuntando lentamente
hacia el horizonte
En busca del infinito.