Descanso III

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Traición, rencor, ira.

Todos en la habitación casi podían tocar la densa nube de tensión que inundaba la sala.
Los sentimientos estaban impresos en el ambiente tal como si alguien los hubiera escrito ahí, para que ellos los leyeran y se rieran de su propia desgracia. Aquel hombre que había salido de esa habitación había dejado un rastro de rabia en su camino, uno que contagió a todos ellos, sin poder conectar dos pensamientos.

Clara había estado luchando por contener las lágrimas, pero en cuanto vio al hombre con el que había formado un familia y aún así, que había asesinado a todos esos niños inocentes salir de la habitación, sin dirigirle la mirada, sin voltear atrás y sin ninguna pizca de remordimiento en su andar, como si nadie lo estuviera taladrando con la mirada, no pudo evitar romper en llanto y hundir su cabeza entre sus brazos, dejando caer sus lágrimas sobre la madera de la mesa.

¿Por qué no había visto las señales? ¿Es que estaba cegada? ¿Por qué no había sido capaz de ver que William Afton era un hombre que asesinaría a sangre fría hasta al más inocente niño si así lo necesitara? Y ahora que lo pensaba, él tenía ciertas actitudes que aprendió a ignorar con el tiempo, pero que al principio le habían parecido raras e incluso sospechosas; como quedarse mirando el periódico de vez en cuando, sin moverse ni un centímetro y con una mirada analizadora y al mismo tiempo calculadora, escribir cosas al azar en servilletas y papeles, llevárselas al sótano y después volver con todos esos papeles hechos trizas y verlos arder en la chimenea. También a quedarse mirando la puerta de Michael cuando discutían, para después caminar hacia ella y con un cuchillo rasgar una línea en la madera, hasta que la mitad de la puerta estuvo repleta de pequeñas líneas y tuvieron que remplazarla con una nueva. Además, la manera en que miraba a Elizabeth y Evan tenia muy poco cariño, un reflejo de algo que Clara no podía interpretar se asomaba en los ojos del hombre siempre que los dos pequeños niños entraban en su campo de visión. Siempre se preguntó qué sería aquella mirada, pero jamás le dio demasiada importancia, justificándolo con que nadie podía ser un padre perfecto y que seguramente él trataba lo mejor que podía. Que ilusa.

Evan y Elizabeth la miraban, tomando sus manos y acariciando su espalda para tratar de calmarla, mientras dejaban sus propias lágrimas caer por sus mejillas. Les había tocado un padre cuya mejor decisión había sido abandonar la sala, a su esposa sollozante y a sus confundidos hijos solos y sin consuelo, un padre que no temía quitarle la vida a otros niños iguales que ellos. Incluso se preguntaron ¿por qué no los había matado a ellos? Ellos no morirían por él, morirían por un robot y una broma, las cuales indirectamente serían su culpa. ¿Eran diferentes por ser sus hijos? ¿Estarían a salvo cuando regresen?

Ningún niño de la edad de ellos debería pensar en cosas así y aun así, ellos parecían tener una resistencia tal que no lloraban a gritos. Era sorprendente y aun así, devastador como dos pequeños que sólo deberían preocuparse por prestarle el juguete al otro mostraban esa madurez.

Fue lo que pensó Michael, al menos.

Él no estaba tan afectado por lo sucedido. Solo rememoraba los eventos de su pasado y ya estaba bastante acostumbrado a hacerlo. Sin embargo, su madre y sus hermanos si que estaban afectados y lo menos que podría hacer era mostrarles su apoyo. Se acercó a ellos y los abrazó, diciéndoles palabras de aliento y de consuelo, sonriendo tristemente a pesar de todo. Él sabía el destino que William sufriría y no estaba seguro de cómo reaccionarían los demás ante él. ¿Estarían felices al ver que el Hombre Morado recibiría el castigo que merecía, o se entristecerían al saber que, pese a todo, el padre de los Afton, el esposo de Clara y el amigo de Henry moriría dolorosa y lentamente?

Sacudió su cabeza para borrar todo pensamiento con el nombre William en él y alzó la miraba para ver a Vanessa y Gregory, quienes observaban en silencio. La rubia dirigió sus ojos hacia el pelinegro y asintió lentamente, entendiendo que él le estaba pidiendo que hiciera algo para alivianar el ambiente. Así que volteó a todos lados y vio un mueble con un cajón medio abierto, por lo que se acercó y sacó unos tickets y fichas de arcade y recordó que afuera había tiendas y edificios a los que no habían entrado. Le hizo una seña a Michael y mostró los tickets.

Reacting to... | Five Nights at Freddy'sWhere stories live. Discover now