4. Étienne

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Al día siguiente, después de la tormentosa noche que había compartido con Louis, me encontraba en un estado emocional delicado. Mis sentimientos de confusión, inseguridad y dolor seguían pesando sobre mí. Decidí dar un largo paseo por los jardines de la mansión, buscando algo de soledad para reflexionar sobre mi relación con Louis y sobre cómo superar los celos que habíamos experimentado.

Mientras caminaba por los senderos sombreados, me di cuenta de un guardia de seguridad que se mantenía a cierta distancia, observando silenciosamente. Era un hombre maduro, quizá unos cuarenta, con una expresión tranquila y compasiva en su rostro. Parecía haber notado mi angustia y se acercó con cuidado, sin decir una palabra.

Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, incapaz de controlar la marea de emociones que me inundaba. El guardia se detuvo a mi lado y simplemente extendió su brazo, ofreciéndome un pañuelo. Tomé el pañuelo y le agradecí con un gesto de cabeza antes de secar mis lágrimas.

El guardia habló con una voz suave y comprensiva. "Entiendo que las cosas pueden ser difíciles a veces, joven señor. La vida puede ser complicada, pero a veces, hablar de nuestros problemas y preocupaciones puede aliviar la carga que llevamos".

Sus palabras y su amabilidad me conmovieron. Me di cuenta de que a veces las palabras pueden ser un bálsamo para el alma, y en ese momento, necesitaba desesperadamente desahogarme.

Comencé a hablar, compartiendo mis pensamientos y sentimientos con el guardia. Hablé de mi amor por Louis, de mis miedos y celos, y de cómo me había sentido traicionado por el beso que le dio a Jacques. A medida que hablaba, el guardia escuchaba con atención y comprensión.

Mientras conversábamos, mi voz se quebró, y mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas. El guardia extendió una mano y la posó con ternura sobre mi hombro, brindándome consuelo en ese momento de vulnerabilidad. Sus acciones desinteresadas y su comprensión me hicieron sentir que, incluso en medio de la confusión de mi vida, había alguien dispuesto a ofrecer apoyo.

En un impulso de gratitud y una necesidad momentánea de conectar con otra persona, me incliné hacia él y lo besé con ternura. Fue un gesto impulsivo, un intento de encontrar consuelo en medio de la tormenta emocional que me consumía.

El guardia se sorprendió por un instante, pero luego correspondió al beso con gentileza antes de separarse con una sonrisa comprensiva. "A veces, un beso puede expresar lo que las palabras no pueden, joven señor. Espero que encuentres la paz que buscas".

Nuestro breve y emotivo encuentro me dejó con un sentimiento de alivio momentáneo. A pesar de la confusión en mi corazón, sabía que había personas en el mundo dispuestas a brindar apoyo y consuelo en los momentos de necesidad.

VENGEANCE (Human+IA)Where stories live. Discover now