7. Louis

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La tensión entre Jacques y yo era palpable. Después del beso apasionado y cargado de emociones, nos enfrentábamos a una encrucijada. El aire en la pequeña oficina parecía más denso que nunca, y la mirada de Jacques era intensa, como si buscara respuestas en mis ojos.

"Louis, no podemos seguir jugando con fuego de esta manera", dijo Jacques con un tono grave. "Nuestros sentimientos y nuestras acciones tienen consecuencias, y necesitamos afrontarlas de una vez por todas".

Asentí con un nudo en la garganta, consciente de que estábamos en un territorio peligroso, y que no solo poníamos en riesgo nuestra relación con Étienne, sino también nuestras vidas en el mundo del crimen organizado. "Tienes razón, Jacques. No podemos seguir así. Pero no sé qué hacer".

La mirada de Jacques se suavizó ligeramente, y puso una mano en mi hombro con un gesto de complicidad. "Louis, hemos compartido muchas cosas a lo largo de los años. Sabes que siempre puedo confiar en ti, y espero que tú también puedas confiar en mí. Debemos tomar una decisión juntos, enfrentar las consecuencias y seguir adelante, sea cual sea el camino que elijamos".

Mis emociones estaban en un remolino, y mientras miraba a los ojos de Jacques, sabía que tenía razón. Debíamos ser honestos con nosotros mismos y con Étienne, y enfrentar las consecuencias de nuestras acciones.

Después de un momento de silencio, asentí con determinación.

La tensión entre nosotros seguía presente, pero también existía una cierta liberación en nuestra conversación. Sabíamos que debíamos enfrentar la verdad, tomar una decisión y asumir las consecuencias de nuestras acciones.

Jacques se acercó a mí, sus ojos eran ardientes y su aliento entrecortado. No podía negar que también sentía esa atracción, una lujuria profunda que nos había arrastrado en medio de nuestras emociones confusas.

Sin decir una palabra, Jacques me besó nuevamente, esta vez con una pasión desenfrenada que nos sumergió en un torbellino de emociones prohibidas. Nuestros labios se encontraron con una urgencia voraz, y nuestras lenguas se entrelazaron en un beso ardiente y hambriento.

Mis manos se movieron por su cuerpo, explorando cada rincón, como si quisieran grabar en mi memoria cada centímetro de su piel. Jacques respondió con un gemido apasionado, y su deseo se reflejó en la firmeza de su abrazo y en la forma en que me atrajo hacia él.

La tensión entre nosotros se manifestó en cada roce, en cada caricia. Era como si nos estuviéramos liberando de todas las restricciones, de las expectativas y de las complicaciones que habían marcado nuestra vida. Éramos dos almas en busca de consuelo y liberación en medio del caos.

El calor en la oficina se volvía abrumador, y nuestros cuerpos sudorosos se movían con un deseo desenfrenado. La ropa cayó al suelo en un abrir y cerrar de ojos, y nos encontramos completamente desnudos, explorando el territorio prohibido de nuestros cuerpos con una lujuria desenfrenada.

El deseo nos arrastró hacia el escritorio, donde caímos en un frenesí de pasión desbocada. Los gemidos y susurros llenaban la habitación, y nuestros movimientos eran impulsados por una urgencia insaciable. Era un acto de rebeldía, un intento de desafiar las reglas y las expectativas que habían gobernado nuestras vidas durante tanto tiempo.

Jacques y yo nos perdimos en el éxtasis del momento, sabiendo que lo que estábamos haciendo estaba mal, pero incapaces de detenernos. Era una fuga de la realidad, un momento de liberación en medio del caos que nos rodeaba.

Después de que el último gemido se desvaneció y el alivio nos inundó, nos miramos con complicidad, conscientes de que habíamos cruzado una línea peligrosa. Nuestras emociones seguían siendo un torbellino, y las consecuencias de nuestros actos seguían siendo inciertas. Pero en ese momento, en medio de la oficina clandestina, éramos solo dos almas en busca de consuelo y liberación en un mundo lleno de secretos y sombras.

VENGEANCE (Human+IA)Where stories live. Discover now