—No, no, sé lo que vas a decir. —suelta una risa amarga y comenzar a negar, moviendo su cuerpo al compás del rostro. —No es un capricho, por primera vez en mi vida estoy seguro de algo. Me he enamorado de él.  

—Eres mi hijo y sabes que te amo más que nada en esta vida, pero no, Taylor.

—Nick no tiene un papá como tú, no tiene alguien que acuda cuando la vida de su hijo peligre, el suyo lo ha enviado aquí siendo consciente de todas las consecuencias, sabiendo que podía ser enviado a la cárcel, incluso... —su mandíbula se tensa y tiene que respirar para poder continuar. —incluso violado.  

—Eso jamás pasaría.  

—No lo sabemos, no lo sabes y no quiero imaginarlo. —tiene la respiración descompuesta, sin saber cómo controlarse. —Solamente no pasó.  

Ha pensado en lo violento que pudo ser el campamento para Nick y no siente que lo haya salvado de nada, pero al menos no fue un patán con él, no del todo. 

—Debiste decirme.  

—No pude hacerlo. —desvía su mirada y se pasa la palma de la mano para limpiar las lágrimas que han comenzado a mojarle las mejillas. —Al principio yo lo veía despertar en las mañanas, intentando tomar un pedazo de cada recluta para construirse a sí mismo y quería llevármelo lejos de aquí, pero, me enamoré y comencé a aplazar los días para llamarte, le asigné actividades conmigo, busqué sacarlo del riesgo y él no lucía infeliz.  

—Y mira cómo ha terminado todo.  

Ve a su padre suspirar y se lleva las manos a la cabeza, despeinándose el cabello.  

William no habla, simplemente se inclina para desabrocharse las botas y se descalza, luego se quita la camisa, quedando únicamente en una playera blanca y su pantalón del uniforme.  

Hay un silencio que ninguno de los dos sabe cómo romper y, sobre todo, ninguno quiere hacerlo.  

Por una parte, William está viendo a su hijo romperse frente a él. Y por otra, Taylor está intentando salvar la vida de Nick para que ya no se rompa. Y, el omega está tendido sobre la cama, con la respiración calmada, abrazado a la manta, ajeno a aquella reunión familiar.  

—¿Qué pretendes que haga?  

—Quiero que lo dejes ir. 

—No puedo. —William se acaricia la barbilla y rasca su nariz. —Ha incumplido con el artículo 10, 11, 13, 21, 42, 43... 

Su padre sigue mencionando los artículos donde Nick ha cometido una falta, por lo que supone, antes de llegar a la cabaña ha hablado con el resto de los chicos.  

Todas son faltas, por incumplimiento de disciplina y ética. 

—Detente.  

—¿Te digo de qué va cada una?  

—Me las sé de memoria.  

—¿Cómo harás que se libre? Sabes que los correctivos disciplinarios son la amonestación, el arresto o bien el cambio de cuerpo o dependencia.  

—Ninguna de las tres se merece.  

—Taylor, lo menos que puedo hacer es un citatorio o 48 horas en la cárcel. 

—Eso estaría perfecto si fuera un alfa, incluso un beta, pero como omega sabemos que eso dejaría un manchón sobre él que jamás podría borrar.  

—¿Qué pretendes que haga? No puedo desaparecer lo que han hecho, no puedo fingir que no sucedió cuando tengo a todos fuera murmurando y afirmando cosas.  

Indeleble •Taynic Galikhar•BorradorKde žijí příběhy. Začni objevovat