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"Saltar"





Ahora, en este abismo de pensamientos, me encuentro cara a cara con el vacío. ¿Serán siete metros? ¿Será esa la distancia suficiente? Es una pregunta que he rumiado, que ha hervido lenta y constante en las cavernas de mi mente durante un año. Pero, ¿cómo puedo hacerte entender que estas lágrimas que devoran mis ojos no son un grito de socorro ni un anhelo desesperado por atención?

Mientras el viento me azota de frente, acaricia mi rostro y enjuga mis lágrimas, continúo inmersa en mis fantasías. Al principio, era la idea de saltarme un día, luego una semana, y de una semana, saltar a un mes entero. De esos largos meses, mi mente saltó hacia la noción de saltarme años enteros. Y ahora, en el precipicio de esta vida que arrastro como un lastre, lo que anhelo es saltarme toda una existencia.

No vislumbro una vida de largos años estirándose ante mí, y es esa visión conformista, ese conformismo que ha anidado en las entrañas de mi ser, el que me aprisiona. Mi existencia se ha vuelto un reflejo de mediocridad, una danza de mediocres pasiones y sueños inacabados. Dejarlo todo a medias, ese es mi arte, mi pasión y mi maldición.

Las palabras de mi padre resuenan en mi mente, como un eco implacable. Él dice que a Dios no le agradan los tibios, los que flotan en la ambigüedad y el conformismo. Y a medida que sopeso sus palabras, me embarga un dolor profundo, una sensación de estar atrapada en las fauces de un destino que me oprime. Y ante la imposibilidad de saber como seguir este relato lo único que pido es que... ojalá...

Ojalá Dios no exista.

me.Where stories live. Discover now