Capítulo 13

37 16 6
                                    


       

          Narrador omnisciente:

—Naoko Ahoyama. Hombre de 42 años, nacido el 12 de abril de 1981. Tendero en una tienda de alimenticia y productos de aseo, de la cuál también es dueño por herencia familiar. Sin antecedentes penales. —Una mujer de baja estatura, con su cabello rubio teñido recogido en una cebolla, recitaba el expediente del señor Ahoyama mientras de vez en cuando hacía un Mohín con los labios.

Justo en frente de ella, del otro lado de la mesa, en la sala de interrogatorio se encontraba sentado Ahoyama, con sus manos esposadas al frente y su vista fija en la tasa de café que aún dejaba fluir algunos indicios de humo a pesar de llevar ya un buen rato a espera de ser bebido.

—Por lo que e leído en su expediente a llevado una vida bastante tranquila hasta ahora —La mujer lo miró por encima de sus lentes, los cuales se notaba sólo usaba para leer —. Dígame señor Ahoyama ¿Que a provocado este cambio tan impactante en usted capaz de llevarlo a cometer asesinato?

—No e sido yo —Repitió el hombre por tercera vez consecutiva. Permanecía con un rostro impasible a pesar de estar asustado. El no quería ir a la cárcel, menos por algo que no había hecho.

—Sin embargo —Ella se irguió en su silla, continuando la "conversación" con una voz tranquila y serena —. El arma del crimen fué encontrada en su casa. Eso sin contar el testimonio de varios testigos que lo vieron cerca de donde se ejecutó el disparo minutos antes del incidente.

Naoko levantó la mirada de la tasa, para ver a la agente Mirah con odio y frustración desbordando su mirada.

—Ya le dije que tengo como trabajo de medio tiempo encargarme de la limpieza de los alrededores del instituto. Por eso estaba allí. —Habló entre dientes, perdiendo la paciencia. Eso era ridículo, él no había matado a nadie.

—¿A las 5:23 de la tarde? —Indagó Mirah entrecerrando los ojos —. Es un poco tarde para eso ¿no?

—¡Es a la hora que tengo tiempo! —Exclamó el señor Ahoyama fastidiado, subiendo sus manos unidas forzadamente por las esposas de metal hasta apoyarlas sobre la mesa —. Tengo una familia ¿sabe? Y un negocio que atender. No puedo escoger una hora temprana para eso, tengo que esperar a tener algo de tiempo.

—Entiendo —La mujer ojeó nuevamente el informe en sus manos y otra vez lo miró seriamente —. Pero casualmente, a las 5:37, justo cuando ocurrió el incidente, no se le veía por los alrededores de la escuela. Se perdió de todas las cámaras. ¿A donde se fué, señor Naoko?

Ahoyama se tiró hacia atrás en la silla y soltó un largo bufido mientras ponía los ojos en blanco. Esta situación lo estaba exasperando.

—Fui a tirar los desperdicios a los contenedores de basura que hay tras el callejón del instituto. Me tomó unos 5 minutos por que eran varios. —Respondió lo más calmado que pudo. Al fin y al cabo, alterándose no conseguiría mucho.

—¿Tiene usted pruebas de ello?

Él dirigió la mirada hacia esa irritante oficial de policía mientras alzaba una ceja.

—¿Que no había una cámara en esa zona? —Preguntó, notando recientemente que la mujer anotaba cada palabra que el decía.

—Usted tiene razón, existe una cámara en esa zona —Respondió ella muy calmada mientras escribía en una pequeña libreta —. Pero por desgracia, o tal vez para su suerte, está averiada.

¿Tal vez para su suerte?

NOCTURNO [PAUSADA] Where stories live. Discover now