Capítulo 6

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Annieh:

¿En que demonios estaba pensando? ¿De verdad Kyung se había ido? ¿Me había dejado atrás así nada más?

Esa idea más que molestarme me dolía. ¿Tan poco significaba para el como para que se fuera y me dejara?

—¡Idiota! —Grité contra la almohada. Para evitar despertar a Ryū con mis gritos.

Eran las tres  cincuenta y ocho de la madrugada. En un par de horas amanecería y yo no había podido dormir nada. ¿La razón?

Desde que Kyung se había marchado en la tarde no había dejado de pensar en él. Y en la discusión que habíamos tenido. De cierta manera me arrepentía de mis palabras. Porque... Sí, desconfiaba de todos... inclusive de mí. Pero yo era la que había causado que el se fuera. Había sido una estúpida al haberle dicho esas palabras.

Otra de las razones por las que no había conseguido conciliar el sueño era por una extensa inquietud. Cuando Kyung se había ido, bastaba de unas horas para que anocheciera. Tenía muchísimo miedo de que no hubiera podido refugiarse de la tormenta.

¿Y si se enfermaba? ¿Sí se hacía daño? ¡Mierda! ¿Por qué tenía que ser tan bocazas?

Di un gran suspiro y me tiré la almohada a un lado. Quedé acostada boca arriba, con los brazos extendidos a los lados y mi mirada fija en el techo. ¿Como iba a solucionar este problema?

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A la mañana siguiente, cuando llegué al piso inferior de la casa de Ryū, me sorprendí al ver unas personas sentadas en el salón platicando con el. El me dedicó una mirada extraña, que no supe interpretar. Pero no parecía a gusto con esa "visita".

—Buenos días... —Saludé con una pequeña sonrisa al llegar cerca de ellos.

Las personas que hablaban con Ryū me miraron, y el también, pero algo asustado. ¿Que estaba pasando?

Esas personas eran tres en total. Una mujer y dos hombres. La mujer era bastante jóven, no pasaría de los 30 años. Tenía el cabello castaño recogido en una cebolla¹  baja, un traje con falda negro y un cinturón donde parecía llevar... ¿un arma?

Eso me espantó. Al fijarme en los demás me di cuenta de que también llevaban armas. Tragué duro ante esto.

Uno de los hombres parecía mayor. Corpulento, con algunas canas y rostro impasible. También llevaba un traje completamente negro.

El otro, sin embargo, se veía mas jóven que la mujer. Su cabello era rubio, sus ojos castaño claro y vestía el mismo traje que el hombre mayor.

—Buenos días señorita. —Saludó la mujer. Los demás hicieron una breve inclinación en modo de saludo. —Estamos buscando a alguien que probablemente usted conozca.

En ese momento mi corazón empezó a latir con fuerza. Tenía miedo de lo que pudieran decirme... o de que esa persona fuera...

—Ella es mi esposa... —Me paralice al escuchar esas palabras salir de la boca de Ryū. Lo miré y el observaba fijamente a la mujer —. ¿Por que conocería a esa persona? Ya le dije que aquí no a venido nadie. Y en este invierno apenas salimos de casa.

Mi mente estaba echa un lío. ¿Que estaba pasando? ¿Por qué Ryū mentía a esas personas?

La mujer lo observó, caminó hasta quedar frente a mí y me extendió un papel con un número de teléfono... y una fotografía.

—Contácteme si lo a visto. —Dijo muy seriamente. Para tras dar una orden a sus acompañantes, salieran de la casa.

Mis ojos se abrieron de par en par al ver a la persona de la foto... sentí las lágrimas agruparse y el miedo invadirme.

NOCTURNO [PAUSADA] Where stories live. Discover now