Día 13. Patinando sobre el hielo

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En un parpadeo los copos empezaron a caer, si los mirabas a lo lejos te podrían parecer lágrimas de plata, era la señal de que el invierno ya había echó presencia, una de las estaciones más bellas pero que a la vez reflejaba la muerte de la primavera, tapando los colores con su manto de nieve.

En su jardín solo quedaban ramas secas, sin ningún rastro de vida, los colores vibrantes de las flores se habían esfumado dejando una sensación de vacío, cada invierno sin importar que hiciera tenía que soportar está pérdida, eran pocas las plantas que sobrevivían, las cuales tenía que resguardar en el techo de su hogar para evitar que las nevadas no acabaran con estás.

Como los años pasados, Tamayo no tenía el mejor ánimo, resignada recogía algunos brotes y masetas vacías, Yushiro desde la distancia observaba con atención la expresión de tristeza de su señora, a diferencia de los otros años, está vez no se quedaría con los brazos cruzados.
Habían tantas cosas divertidas que se podían hacer con este clima y estába seguro que alguno le tenía que devolver su sonrisa, se marchó del lugar para después volver con dos tazas de chocolate caliente y dos suéteres de lana que parecían muy cómodos.

Ella tomó uno, no le dió importancia a lo que su compañero hiba a hablar y se sentó en una banqueta mientras tomaba su chocolate recién preparado, Yushiro espero pacientemente a que terminará su bebida, cuando vió que ella dejó a un lado su taza completamente vacía supo que era el momento indicado, Tamayo no tuvo tiempo de reaccionar, solo sintió el choque de una bola de nieve en su cara, se quedó en silencio por unos segundos hasta que se agachó para crear otra bola de nieve y contratacar, la nieve chocaba con las ventas, en sus pieles qué empezaban a sentir el frío, después de una larga batalla, algunos accidentes e incluso muñecos de nieve que salieron heridos, se acostaron en la nieve para tratar de formar angeles pero el resultado parecía todo lo contrario, Tamayo se rió de sus creaciones, pero solo fue una risa pasajera que poco a poco se fue desvaneciendo de sus labios.

Después de haber intentado por todos los métodos posibles, solo le quedaba una opción, fue al ático y se enfocó en un antiguo baúl de roble, de este saco una polvorienta caja que desprendía un olor a olvidó, la caja solo tenía tres años guardada pero aún así tenía miedo de que los patines que contenía ya no les quedarán, él era pésimo en el patinaje, podía recordar con claridad todas sus humillantes caídas, pero por ella podría esforzarse un poco más, además no irían a una pista de patinaje ahorrándose las miradas incomodas, su opción era arriesgada pero sabía que si algo le gustaba a su señora era el riesgo, ese extraño riesgo de caer hacía lo más profundo.

Cuando salió de ese lugar lleno de recuerdos, encontró a Tamayo en el mismo lugar, sentada en el sofá con la mirada perdida, se sentó a su lado entregándole sus patines, una expresión de asombro apareció, no sabía por qué Yushiro la invitaba a patinar, si este lo odiada, por ese motivo no rechazo esa oferta.

Caminaron por medía hora, observando todas las huellas que se ayaban en el suelo hasta que llegaron al lago congelado, no había nadie y eso les agradó, Tamayo patinaba con delicadeza, dando vueltas como un trompo, tenía tanta seguridad que elaboraba marometas complicadas, todo lo contrario a Yushiro que estába tambaleándose mientras sujetaba una rama para no volverse a caer.

Por más que le esplicaba Tamayo, siempre terminaba en el suelo, pasó la tarde y aún permanecían ahí, después de casi una hora de regaños, los dos pudieron patinar de una manera sencilla, sin tantas vueltas, pero aún quedaban muchas lecciones para que Yushiro pudiera disfrutar de este deporte, solo esperaba que su señora le tuviera paciencia, después de tanto consiguió devolverle su encantadora sonrisa aunque el precio a pagar le fue difícil.

Fluffytober 2023. La Musa PerfectaWhere stories live. Discover now