Día 5. una cita hasta el amanecer

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Después de tanto tiempo alejada de la casa y de Yushiro, las horas para que esté alargado viajé acabarán pasaban con demasiada lentitud, regresaba de visitar a mis padres, era de noche pero no podía consiliar el sueño en el autobús, estaba atenta porque dentro de poco sería mi parada.

La campana empezó a sonar, indicando que era mi turno, me baje con alegría, extrañaba ese olor de rosas, los faroles iluminaban cálidamente lo que me permitieron ver a la sombra oculta en la entrada de la casa, se aserco muy rápido para después darme un fuerte abrazo de bienvenida, me ayudó con el equipaje para después entrar, me sorprendió lo que ví, todo estába arreglado con flores azules y rojas, las luces habían sido remplazadas por velas de una manera algo romántica, en el centro de la sala se encontraba una mesa con un mantel rojo y detalles dorados, con un exquisito banquete, ubicado perfectamente para qué la luz de la luna que se colaba desde la ventana iluminará ese lugar en específico, cuando Yushiro regreso de acomodar mis maletas se aserco, notó mi cara de confusión y sólo sonrió.

—descuida, es solo una cena de bienvenida.

Después de su explicación me tranquilize, nos sentamos a comer, le conté sobré mi viaje y mis padres, él sólo escuchaba con demasiada atención y alegría, cuando acabe de contarle mis anécdotas el empezó con las suyas.
Disfrutamos del delicioso banquete que el había preparado y de nuestra larga charla, de repente una melodía muy familiar empezó a sonar en el tocadiscos, era la canción de nuestra primera cita, los recuerdos llegaron como gotas de lluvia,
Me extendió su mano, la tomé y apesar que ya tenía años desde que bailamos esa vieja canción, aún me sabía los pasos, pasaron las horas, el baile acabo pero las sorpresas aún no.

  Sostenía mi mano, su agarré era firmé pero no me lastimaba, me pidió que cerrará los ojos, lo hice, podía escuchar el sonido del viento y como las hojas danzaban en este, por los crujidos de ramas secas pude suponer que ya no nos encontrábamos en la casa, hasta que nos detuvimos, Yushiro me permitió volver a ver, cuando abrí los ojos noté que el lugar dónde estaba era una pequeña colina no muy alejada de la casa, el pasto era de una tonalidad completamente verde, de la gran ciudad solo podía ver los destellos de sus luces, me senté a al lado de mi compañero para después recargar mi cabeza en su hombro.

—¿Qué te parece la vista?.

—Es hermosa.

—y ésto no es la mejor parte—me respondió apuntando al cielo.

Desdé esta colina se podía admirar de manera más fácil las estrellas, el empezó a sacar su libreta para hacer un boceto rápido, después se acostó en el suelo, yo lo acompañe, así paso la noche observando las estrellas y contando los peores chistes que podrían existir, nos quedamos en ese sitio hasta que el sol empezó a despertar.

Fluffytober 2023. La Musa PerfectaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz