Tal como sus padres habían planeado; se dividieron lugares. Primero dejaron a su madre en el gimnasio. Su padre iría al orfanato y "casualmente", muy "casualmente", Tweek serviría en la Iglesia. No era casualidad. Sabía bien que ellos continuaban apoyando esa antigua relación que alguna vez llegó a sostener con el ahora sacerdote, y por alguna razón mantenían la esperanza en que algo entre ellos volviera a suceder. Aunque era imposible, les había dicho múltiples veces que era algo ridículo si quiera de pensar, pero ellos seguían insistiendo e insistiendo de todas maneras.
— Buena suerte muchacho! — Dijo su padre cuando salió de la camioneta con cajas para la donación. Colocó un par sobre la nieve y subió pronto de nuevo a su auto.
— Espera, ¿no me vas a ayudar? Esto esta, agh, ¡está muy pesado!
Richard lo vio por un momento, después observó la iglesia detrás de Tweek y le sonrió. — No. ¡Mucha suerte! — Se despidió y arrancó la camioneta.
Los ojos del rubio se enfurecieron. Dejarlo frente a la iglesia solo y con un montón de cajas pesadas... ¿que esperaba su padre? ¿Que sucediera alguna situación de comedia romántica en la que de pronto apareciera Craig y lo ayudara? ¿Que después de tantos años hacer servicio en la iglesia los iba a unir de nuevo? Ridículo.
— ¿Ocupas ayuda con eso? — habló una voz detrás de él.
Giró instintivamente alarmado hacia atrás. Lo había tomado por sorpresa esa pregunta, pero no era Craig, era el otro sacerdote, el que estaba a cargo al parecer y el que era más viejo. Sus canas combinaban con la nieve y su sonrisa gentil llenaba de calidez la atmosfera.
— Gracias. — Dijo con una sonrisa cortés y amable. Pasó una caja a los brazos estirados del hombre. Las quemaduras en sus manos comenzaban a ser incómodas por el peso de las cajas, pero resistió lo más que pudo y entre quejidos bajos y muecas. — Uhh... Esta es de mantas. — Señaló la más grande. — Esta es de postres y esta de café. — Le sonrió al hombre que lo veía extrañado.
— ¿Postres?
— ¡Y cafés! ¡Cortesía especial de Tweek Bros! — Respondió con mejillas sonrosadas.
El hombre sonrió y un par de arrugas se formaron a los costados de sus ojos. Era un sacerdote amigable. Las veces que iba a misa solía tratarlo bien y en general era una muy buena persona. — Apuesto a que están deliciosos. — Dijo con total amabilidad. — Muchas gracias por traerlos.
Tweek esforzó una sonrisa con dientes, como esa que solía imitar de Clyde. — ¿Quiere que le ayude a repartir las cosas, padre? — Preguntó nervioso y queriendo ser útil ante la situación.
— ¡Claro! — Respondió dulcemente. Comenzó a caminar haca el edificio y le hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera.
Tweek caminó detrás de él y observó su vestimenta negra, se perdió notando los detalles en las costuras y en la manera en la que el padre portaba su traje tan cómodamente. Tweek creyó que él jamás sería capaz de portar algo similar y eso le hacía respetar mucho al hombre frente a él.
Al llegar al interior encontró de inmediato gente en las bancas rezando. Se dirigieron hacia un salón que estaba detrás del lugar principal y ahí colocaron la caja de cobijas. De inmediato el padre comenzó a repartir las mantas y fueron de salón en salón proveyendo a la gente que dormía o estaba sentada en lugares cálidos.
Al seguirlo, Tweek sintió que el padre era una compañía muy agradable. A Tweek no le salía naturalmente ser sociable, todo lo contrario, pues cuando estaba alrededor de gente solía incomodarse y sentir mucha ansiedad. Pero algo pasaba con el padre que hacía que el rubio estuviera tan tranquilo. No sabía descifrar si era su voz madura, sus ojos puros o la manera en la que lo veía, con una especie de bondad y gentileza. Fuera lo que fuera, Tweek se encontró muy tranquilo en su compañía.
YOU ARE READING
Por ti renuncio al cielo.
FanfictionLa dulzura prohibida que significa Tweek en la vida de Craig hará que su vocación y fe en Dios comiencen a dudar. Sentimientos que nunca desaparecieron y una tragedia en medio de ambos llevará su relación a complicarse en niveles que ninguno de los...