Parte 36

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Boris se llevó la mano al pecho para asegurarse que el corazón había vuelto a latir. La transmisión en directo que Lucy estaba enviando desde el destructor meltran acababa de mostrar el momento en el que Owen y Tali salían volando desde la mesa y eran atrapados en pleno vuelo por la Capitán Hyle.

—Hijas de puta... casi los matan. —dijo Jarvis apretando los puños. —Fué un maldito error dejarlos ir solos a esa nave en forma micrón. —afirmó reprimiendo la ira.

—¿Qué hacemos? —preguntó Gabriel desde su consola. —¿Enviamos a Delta?

—No. —respondió el enorme oficial. —Podríamos empeorar las cosas... aún más.

—Si esas meltran aplastan a nuestro Capitán, ya no habrá nada más que puedan hacer para escalar la situación. —señaló Boris.

Al ver que sus compañeros estaban bien y que la tensión se había relajado un poco en la nave enemiga, los oficiales del puente de mando de la Bramante pudieron respirar aliviados.

—Continuaremos monitoreando la situación... por ahora. —dijo el Segundo Oficial.

Zlyna se levantó de entre los restos de la mesa y tras recuperarse de la sorpresa comenzó a remover entre lo que quedaba del mueble y tras levantar el trozo más grande lo colocó encima de una caja de suministros improvisando una nueva mesa. Hyle depositó a los micrones de la forma más cuidadosa que puso y ambas meltrans se sentaron a cada lado del improvisado mueble.

—Debí haber imaginado que ese truco no funcionaria con usted, Capitán. —observó la guerrera.

Hyle se cruzó de brazos. —Al principio me confundió mucho, pero no comprendí exactamente su significado, y la soldado esa con las... orejas extrañas. —mientras decía eso se había llevado las manos a la cabeza para intentar explicar las orejas de Lynn.

—Ella intentó explicarme, pero dijo que carecía de experiencia.

Tali soltó una disimulada risa lo que le ganó una mirada de reprimenda del Capitán Owen.

—Es un tipo de ritual muy arraigado en la cultura humana. —explicó Zlyna. —Pero por lo que pude investigar tiene un efecto abrumador en ciertos Zentradis, valía la pena intentarlo. —dijo.

Hyle la miró detenidamente. —¿Es peligrosa la cultura? —preguntó.

—Si. —reconoció la guerrera. —Ciertamente puede ser utilizada como arma y he visto ejemplos de los humanos usándolo contra nosotros, pero una vez que somos expuestas a ella, la perspectiva de perderla es peor que la de perder una batalla. —reconoció.

—¿Y dices que lo que nosotras experimentamos mientras protegiamos el Nexus fué algo similar?

—Aparentemente todas las criaturas conscientes generan cultura de una u otra forma, pero los Zentradi fuimos programados para suprimirla por completo. Lo que vivimos durante todo ese tiempo fué la degradación de esas barreras; los Humanos fueron la gota final. —aseguró.

La meltran guardó silencio mientras examinaba a los dos micrones que la observaban desde la mesa. —¿Qué opinas? —preguntó al final sin poder llegar a una decisión.

—Opino que Veiss es nuestra prioridad absoluta. —respondió Zlyna. —Es la principal enemiga de los Zentradi y si lo que leí del informe es correcto, su objetivo es destruirnos por completo; comparado con su amenaza, la de los Humanos es casi insignificante...

—Ellos ya acabaron con varias flotas de los nuestros. —recordó Hyle.

—Cierto, pero su doctrina de combate no implica la destrucción de los Zentradi, si no su liberación del influjo de la Protocultura.

Carne de CañónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora