Parte 28

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El Comandante Khallen no se parecía en nada a lo que uno podría esperarse que luciera un Comandante de la flota Zentradi. Era de casi el doble de altura de sus contrapartes en las flotas operativas a lo largo y ancho de la galaxia y su enorme presencia hacía parecer como insectos al grupo de Archivistas que se había reunido a sus pies en respuesta a su llamada.

El Zentradi estaba conectado al propio Nexus por cientos de conexiones biomecánicas que surgían de sus hombros y espalda, creando una especie de tocado monstruoso que se movía junto a él en aquel enorme recinto. Cada cierto tiempo un nuevo cable o apéndice blancuzco surgía de algún punto del techo y como una serpiente monstruosa se enroscaba en busca de una conexión disponible en el titánico anfitrión mientras esperaba a que algún otro cable fuera expulsado para hacer sitio.

Al contrario que las enormes Bio-Computadoras que comandaban las SuperFortalezas, Khallen no estaba limitado a permanecer en el mismo sitio y todas esas conexiones podían retraerse para permitir su libre movimiento a donde quisiera... aunque no era algo que necesitase hacer a menudo.

El gigante entre gigantes contempló a los silenciosos Archivistas y desplegó una media docena de pantallas usando proyectores adheridos a sus extrañas ropas.

—Ha llegado más información desde el frente de batalla. —proclamó mientras una docena de pares de ojos seguían con atención las imágenes de las pantallas.

—Protocultura. —exclamó uno de los archivistas. —Esas armas...

—Si, ha sido confirmado. —respondió Khallen. —Ese armamento solo puede corresponder a tecnología de la Protocultura.

—¿Remanentes del Ejército de Supervisión? —preguntó una Archivista Meltran.

—No, no parecen ser ellos. —dijo otro de ellos. —Parece ser un enemigo que ha adoptado su tecnología y armamento.

En la pantalla podían verse los restos de varias naves terrestres. El casco destrozado de un BattleClass podía apenas reconocerse partido como estaba en tres partes completamente rodeado de otros restos irreconocibles de naves humanas y Zentradi por igual.

Las imágenes de aquella carnicería fueron reemplazadas por una vista superior del plano galáctico en donde el brazo de Orión quedaba resaltado con una serie de indicadores en color rojo.

—Nuestras tropas han localizado una inusual concentración de enemigos en esta zona. —continuó explicando el gigante. —Sean quienes sean, parecen haberse expandido en forma exponencial por todo este sector en solo unas pocas docenas de ciclos.

Los archivistas soltaron varias exclamaciones de asombro al ver el sector que Khallen indicaba.

—Esa velocidad de expansión en tan poco tiempo es inaudita. —dijo otro de los archivistas. —¿Cómo es posible?

—Han obtenido los secretos de la Protocultura. —respondió el Comandante. —Y utilizaron su tecnología para expandirse de forma explosiva, lo que también significa una cosa.

—Cultura. —exclamaron varios archivistas a la vez.

—Si... Cultura. —afirmó el gigante. —Nuestros vigías han interceptado varias transmisiones originadas en la zona y hay absoluta certeza de ello.

Una serie de imágenes comenzó a aparecer en la pantalla y los archivistas lanzaron gritos de angustia. En las imágenes podrán verse toda clase de objetos y fotografías de la humanidad; parejas en la playa, autos de lujo, espectáculos deportivos... cada nueva imagen que aparecía en las pantallas causaba más y más alboroto entre los agitados archivistas.

—Esto es terrible. —dijo uno de ellos apartando la mirada de las perturbadoras imágenes. —¿Qué están haciendo nuestras flotas para prevenir esa infección descontrolada? —preguntó

Carne de CañónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora