Parte 3

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El hombre se presentó ante Ximena como el Doctor Reiss y le informó que a continuación debían realizar una entrevista con motivo de su evaluación psicológica. Ambos dejaron atrás el parque que se extendía por detrás del enorme edificio del hospital y entraron a una de las alas que se extendían hacia el este del complejo. Pronto el silencio que reinaba en aquellos largos pasillos y salas hizo comprender a la joven que se encontraban en un área del hospital destinada a la recuperación de pacientes psiquiátricos. No vió a muchas personas allí, solo un par de enfermeros y algún que otro paciente caminando por los pasillos siempre junto a un acompañante.

Tras caminar un rato por las diferentes áreas, llegaron a una serie de oficinas ubicadas en la planta baja del edificio. De inmediato se dirigieron a la única que estaba abierta y tenía a un efectivo de la policía militar de guardia junto a la puerta. El soldado saludó tanto al Médico como a Ximena y permaneció allí mientras ellos dos entraban a la oficina.

—Por favor tome asiento. —pidió el profesional mientras colgaba su saco en una de las perchas. La joven asintió en silencio y se sentó en donde le había indicado el hombre.

El consultorio no era muy grande y solo disponía de un gran escritorio con dos sillas. Ximena no vió más muebles que aquellos y un par de macetas con plantas de interior a cada lado de las paredes. Una ventana daba hacia el exterior pero estaba velada por unas cortinas de plástico que apenas dejaban pasar unas tenues líneas de luz.

El Doctor Reiss encendió las luces y se sentó frente a Ximena.

—Prepararé su Dossier y podremos comenzar. ¿Cómo se encuentra, Teniente?

—Bien, Señor. —respondió la joven.

—Excelente. El día está hermoso así que espero que haya podido aprovechar su pequeño paseo.

Mientras decía aquello el hombre hizo un gesto sobre el mueble y un teclado surgió de la superficie pulida al mismo tiempo que una pantalla holográfica aparecía en la pared a su izquierda y se curvaba levemente para que ambos pudieran ver su contenido fácilmente.

—Su médico dice que su estado de salud es óptimo y que no es necesario que permanezca aquí más tiempo del necesario... una vez que termine su evaluación podré firmar su certificado de alta hospitalaria. —explicó sin dejar de manipular el teclado.

—Muchas gracias por su ayuda. —respondió Ximena haciendo una pequeña reverencia.

El profesional tardó algunos minutos más en abrir su Pad personal y ordenar los documentos que necesitaba. Ximena observó que se trataba de informes y fichas sobre su legajo personal de la fuerza. Algunos hasta tenían la leyenda de «Confidencial» impresa en ellos, pero lo que realmente preocupó a la joven fué lo que hizo el hombre al culminar de ordenar sus documentos.

—Con su permiso. —dijo mientras extendía la mano hacia la otra punta del escritorio.

Una pequeña rendija se abrió en la superficie de madera y una caja negra con una serie de botones emergió desde el interior del mueble.

El Doctor Reiss presionó uno de los botones y una luz roja se encendió en las entrañas del dispositivo. El pequeño punto rojo parpadeó varios segundos y finalmente quedó encendido como una lejana estrella roja en las profundidades del espacio vacío.

Ximena por supuesto sabía lo que era aquello. Era una caja negra destinada a grabar la conversación de las personas que estaban en la habitación, algo que solía usarse en interrogatorios y tomas de declaraciones en la milicia.

—Bien. —dijo el hombre cruzando las manos sobre la mesa. —Como ya le he informado, he sido designado para evaluar su estado actual y poder finalizar su internación. Hay una serie de requerimientos y un protocolo que debemos seguir para ello, pero espero que podamos terminar todo en una sola entrevista.

Carne de CañónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora