Capítulo 11. Parte 1

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Damon no pudo evitar reírse y, como era típico de él, comenzó a hacerme cosquillas. Sin embargo, rápidamente me di cuenta de que no me gustaba esa sensación y traté de detenerlo.

—¡Oye, ya! ¡No me gusta! —exclamé, tratando de zafarme de su agarre.

Cuando finalmente llegamos a casa, Damon me bajó de sus brazos con suavidad. Mamá nos llamó, y me apresuré a acercarme a ella, tomando asiento en sus piernas mientras Damon se alejaba.

—Damián, ven aquí —mamá me llamó con ternura, acariciando mi cabello—. ¿Cómo ha sido tu día?

Le conté sobre mi día en la escuela, incluyendo las palabras halagadoras de mis compañeros y cómo Damon se burlaba de ellas. Quería saber la verdad sobre si era tan increíble como decían.

Mamá me sonrió, pero su expresión cambió cuando mencioné a Damon.

—Damon está muy ocupado, no deberías distraerlo con que vaya por ti —comentó con cuidado.

Me sentí confundido por su respuesta. Después de todo, Damon se había ofrecido a llevarme a casa, ¿por qué ahora estaba siendo considerado una distracción?

—Es que él se ofreció, y no me gusta regresar a casa solo —respondí, defendiendo mi posición.

Mamá me miró con ternura, pero su mirada se volvió seria.

—Lo sé, pero en algún momento tendrás que crecer y dejar de contar con tus hermanos —dijo con una voz suave pero firme.

Me sorprendió su respuesta, ya que recordé las palabras de papá, que parecían contradecirla.

—Pero papá dijo que...

Mamá me interrumpió con rapidez, dejando en claro que las palabras de papá no eran la verdad suprema.

—Lo que él diga no importa; recuerda que engañó a mamá y por eso Elai e Isabel están aquí.

Incliné la mirada, sintiendo que había tocado un tema sensible.

—Pero papá engañó a la madre de Isabel contigo —mencioné, recordando una conversación que había escuchado entre los adultos en casa.

Mamá suspiró, reconociendo la verdad de mis palabras.

—Así es, por eso no podemos confiar en él, ni en ninguno de ellos.

Me dolió escuchar esas palabras, ya que, a pesar de todo, eran mis hermanos. Pero mamá hizo una afirmación que cambió la forma en que los miraba para siempre.

—Pero no son mis hijos, y tú sí, ¿verdad?

Desde ese momento, mi perspectiva sobre mis hermanos cambió. Me di cuenta de que, a pesar de su apariencia amigable, no podía confiar en ellos por completo.

Habían pasado unos años, estaba por ir a la escuela y se me estaba haciendo tardo. Me dirigí a mi habitación para recoger mis cosas antes de salir. Damon apareció en la puerta, sosteniendo un par de zapatos que había olvidado.

—Damián, aquí están tus zapatos —me dijo amablemente mientras me los entregaba.

Sin embargo, en lugar de agradecerle, le arrebaté los zapatos bruscamente, confundiéndolo con mi actitud.

—No tomes mis cosas sin permiso—respondí con un tono de voz elevado, frustrado por la situación.

Damon retrocedió, aparentemente sorprendido por mi reacción. Luego, tratando de calmar las aguas, trató de explicarse.

—Está bien, solo quería ayudar —dijo con una sonrisa forzada

—.Mamá dice que debo aprender a hacer las cosas por mi mismo —mencioné con algo de irritación.

A través del Cristal [Cristal#2]Where stories live. Discover now