Capítulo veinticinco/ Lo que queda por cumplir.

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"No lloro porque terminó, lloro porque todo pasó muy rápido."


Isabella.

Dos semanas después.

- ¿Por qué tengo que ser la bestia?

- Porque yo soy la tetera- le responde Ivy a Cameron.

Y yo soy el reloj. No me quejo, bueno sí lo hago, porque cuando Jake decidió interpretar "La Bella y la Bestia" creí que yo sería Bella, pero soy el hermosísimo reloj y mi disfraz está hecho de cartón súper cómodo (sarcasmo, todo sarcasmo) y las agujas que marcan la hora están pegadas en mi nariz generando que me dé picazón. Al menos no soy Dylan y no tengo que llevar en mi cabeza goma eva fingiendo ser una vela.

- Hago de nuevo la pregunta ¿Por qué yo soy la Bestia y el dueño de la idea solo será el narrador? - Cameron mira con deprecio a Jake.

Asiento varias veces con mi cabeza para dejar en claro de que parte estoy.

- Sí voy a actuar. Y además tengo que hacer las voces de cada uno de ustedes.

- Eso no es actuar- dice Ivy.

- Andando. Unos niños nos están esperando- sí, para él es mejor evitar el tema porque saldrá perdiendo.

Emma empuja la silla de ruedas en la que está Ivy y salimos de la habitación. Daremos una obra de teatro en la parte de oncología infantil, pedimos permiso y con todos los cuidados aceptaron para que lo realicemos.

En el camino muchos niños nos detienen para sacarse fotos con la Bella y la Bestia está un poco malhumorado, menos mal que el traje que lleva Cameron también cubre su cara.

Ambientamos todo para que quedara lo más posible al escenario de un teatro, incluso conseguimos un telón rojo.

- Te desprecio por esto- le digo a Jake.

- No me digas eso- toca con su dedo la punta de mi nariz-. Si tú eres la única que se ve hermosa en un disfraz de reloj.

Pongo los ojos en blanco, aunque trato de ocultar mi sonrisa. Él se inclina y deja un beso sobre mis labios evitando que una de las agujas se le clave en los ojos.

Me acerco hasta la tela roja y abro un poquito viendo a los niños que se encuentran emocionados por la sorpresa que les tenemos.

Ellos aun no comprenden bien esto, solo están como yo cuando era niña. Una súper guerrera batallando contra un gran monstruo. Y puede que sea así, en realidad, sí fui una guerrera y todos esos niños también. Todos ellos son unos guerreros y cada uno de los médicos y enfermeros que los acompaña son como soldados, que los ayuda a no batallar solos y le dan las armas para que puedan vencerlo.

Si te pones a pensar, ¿Quién en la vida no es un guerrero?, ¿Quién no ha tenido sus propias batallas? ¿Quién no ha luchado o quien no está luchando?, cada persona es un mundo y como en todo mundo, se necesita un poco de esfuerzo y sacrificio para dejar todo en orden.

Jake va hacia el otro lado del telón y da pie para que comience la obra:

- Había una vez...

Emma sale con su vestido amarillo y exagera todos sus gestos, Cameron debajo de la máscara debe estar quejándose, Ivy en su turno de actuar lo hace de mala gana, Dylan se entorpece y a veces tropieza, Jake agudiza o pone grave la voz dependiendo del personaje y yo, yo creo que lo hago espectacular.

Nuestro público ríe, aplaude, grita e incluso nos abuchearon. No hay forma de explicar cómo los niños pueden ver la vida de otra manera, cómo encuentran el brillo a algo que los demás lo vemos opaco. Pero ahí están, sonriendo y divirtiéndose sabiendo que cuando nos vallamos comenzarán con la quimio. Puede que el error de nosotros está en crecer y olvidarnos de la esperanza.

Cumpliremos Nuestros SueñosWhere stories live. Discover now