Capítulo siete/ No me dejes sola aquí.

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Nacemos tristes y morimos tristes

pero en el entretiempo amamos cuerpos

cuya triste belleza es un milagro

-Mario Benedetti.

Despertamos todos con un tremendo dolor de cabeza, la próxima vez me llevo algo para tapar mis pobres oídos antes de ir a un recital de rock. Por suerte todo salió bien y ninguno de nuestros padres se enteraron de nuestra salida, pero eso no implicó no sentirme mal mandarle un mensaje a mi mamá diciéndole que estaba viendo una película cuando en realidad estaba saltando junto a cientos de personas más.

Emma fue la primera en despertar y cuando bajamos ya tenía el desayuno listo para nosotros. Al terminar nos fuimos directo a descansar, ahora todos estamos tirados en el sofá o en los sillones. Me siento tan mal, solo quiero dormir por horas y solo despertar para comer.

- Creo que no fue buena idea que hayan ido a ese recital-. Santi se encuentra un poco preocupado por nuestro aspecto.

Empieza a tocar las frentes de cada uno y verifica si no tenemos fiebre, nos pregunta si tomamos nuestros medicamentos y controla nuestra presión.

- Santi estamos bien, déjalo ¿sí? - dice su hermana.

Ella trata de pararse, pero al hacerlo se desmaya. Su hermano por suerte fue rápido y logró sostenerla y, con Ivy en brazos, se dirige a la puerta. Con los chicos no tardamos en seguirlo.

- Dylan, conduce tú. - le lanza las llaves de su auto.

Él se ve nervioso, pero por lo menos sabe manejar bien la situación. Cuando ellos se suben nosotros hacemos lo mismo, pero en la camioneta de Cameron, ya que Santi se sube en los asientos traseros y no hay más espacio. Los seguimos hasta llegar al hospital y veo que Ivy ya se despertó, aunque eso no me tranquiliza.

- Ya Santi, puedo caminar sola- se queja, sin embargo, su cuerpo se nota aun débil.

Cuando cruzamos la entrada del hospital, Kevin ya se encontraba ahí, acompañado de una enfermera; le explicamos lo sucedido (omitiendo lo del recital) y la llevaron en sillas de ruedas para hacerle unos análisis. Los padres de ella llegarán lo más pronto posible. No sé si Santi les habrá contado lo que hicimos, y si lo hiciera tampoco me enojaría con él; bastantes problemas le causamos ya. Estamos esperando fuera del consultorio hasta que sentimos que llagan sus padres, no se detienen a saludarnos, simplemente entran y van en busca de su hija.

Todavía no se me va esa sanción extraña que tengo en el cuerpo, es por eso que me dirijo a un baño para refrescarme la cara con un poco de agua.

Al llegar por surte no hay nadie y voy directo a abrir el grifo. Apenas abro mis ojos luego de enjuagarme la cara noto que caen unas gotas rojas y al mirarme en el espejo me doy cuenta de donde proviene. Rápidamente coloco mi mano en el tabique de mi nariz así poder detener un poco la hemorragia.

- ¿Bella?

Mierda, Jake.

- ¿Sí? - mi voz sale un poco rara por lo que tengo la nariz tapada.

- ¿Estas bien?

- Sí, enseguida salgo.

- Okey.

Mi alivio solo dura unos segundos porque Jake ingresa y su rostro se tiñe de un claro gesto de preocupación cuando ve la situación.

- ¿Sabes que estas en un baño de mujer? – trato de bromear y aligerar el ambiente.

Cumpliremos Nuestros Sueñosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن