Black Swan (Kookmin / Omegaverse) RETOMADA

[19] El Rescate

El galeón de la Armada continuó su rumbo a toda velocidad, de regreso a Corea. Los marineros trabajaban en cubierta ajenos a lo que ocurría en los camarotes inferiores. Mientras tanto, Jimin se escabullía, sosteniendo la pistola del comodoro.

Caminó de puntillas, sabiendo que si algún oficial se daba cuenta de lo que estaba tratando de hacer, no tendría ninguna posibilidad contra ellos. Después de todo, Jungkook le aseguró que esas pistolas sólo llevaban munición suficiente para cinco tiros.

Había muchas puertas, las cuales el Omega no sabía qué encontraría al otro lado. Con mucha cautela, trató de escuchar algún ruido detrás de la madera de cada una, mientras seguía buscando al Capitán. Recordó el momento en que permaneció prisionero en el Cisne Negro, y pronto imaginó que Jungkook sería llevado al mismo compartimento en el que él mismo estuvo atrapado. Abrió una escotilla y bajó la escalera que conducía a la bodega de carga. Había una especie de celda metalica, adherida a la madera de la vasija. Pronto vió al Capitán adentro, encadenado y con el rostro magullado, cubierto de sangre. Su corazón se llenó de angustia al verlo con los ojos cerrados.

—¿Qué haces aquí? —escuchó la voz de un Alfa que estaba haciendo guardia. —Al comodoro Choi no le agradará verlo aquí, señor. Por favor regrese a su habitación.

Jimin sacó su arma y apuntó directamente al Alfa. La agarró fuerte, tratando de no temblar, y mantuvo una mirada amenazadora en su rostro, esperando que el oficial lo tomara en serio.

—Sostén el mango de tu arma con dos dedos y tirala con cuidado hacia mi. —el Omega impuso.

Mantuvo la espalda recta y los ojos atentos a cada movimiento del Alfa. Como Jungkook le había enseñado en la isla.

—Señor, baje esa arma con cuidado, terminará lastimándose... —eI Alfa intentó distraer a Jimin, llevando lentamente su mano a su funda, pero el Omega notó su movimiento y presionó su dedo en el gatillo.

—¡Detente ahora mismo Alfa! No me obligues a dispararte.

El guardia se detuvo, pero mantuvo la mano cerca de la pistola.

—Señor Park, no quiere hacer esto...

—No me llames así. A partir de hoy mi nombre es Jeon Jimin, uno de los piratas de la tripulación del Cisne Negro. —dio dos pasos hacia adelante. —Y serás hombre muerto si no haces lo que te digo inmediatamente.

EI Alfa sacudió la cabeza, ideando un plan para quitarle la pistola. Jimin nunca antes había disparado un arma, pero sabía que sería imposible fallar desde una distancia tan corta.

Haciendo caso omiso a sus órdenes, el oficial buscó el mango de su pistola, pero el Omega estuvo atento a cada uno de sus movimientos y apretó el gatillo. La sangre salpicó fuertemente cuando la mano del Alfa fue golpeada, dejando un agujero en su lugar.

—iArgh! —gruñó el guardia, sosteniendo su mano herida. —¡Pequeño bastardo!

Otro disparo fue dado y el cuerpo del Alfa fue llevado al suelo. Sin perder tiempo, Jimin corrió a la celda y metió la llave en la cerradura, luego liberó al Capitán de las cadenas.

—¿Jimin? —eI Capitán Jeon levantó la cabeza con dificutad.

—Estoy aquí, vine a salvarte. —una sonrisa apareció en el rostro del Alfa, llena de orgullo.

Jimin puso el brazo del alfa alrededor de su hombro y lo sostuvo sujetándolo fuerte por la cintura.

—Tenemos que-...

¡No tan rapido! —por el hueco de la escotilla aparecieron unos marineros que habían oido los disparos. Todos empuñando sus armas apuntaron directamente a los otros dos.