Capítulo 13

1.2K 134 37
                                    

Gia

Las manos de Valeria estaban inquietas. Incluso su voz se quebró cuando nos contó sobre las amenazas de su ex-novio. Todos la escuchamos con atención. Íbamos en el auto de Eric hasta las afueras de la ciudad para investigar acerca de las criaturas de sombras.

—¿Cuándo comenzó todo exactamente? —le preguntó Abril desde el asiento del copiloto.

—El día después de... —tragó grueso, le era difícil mencionarlo—, ya saben. La dichosa fiesta.

Sentí a su cuerpo encogerse junto al mío, pero no estábamos muy cerca. En realidad ella tendía a apoyarse sobre Andy quien terminó por pasar un brazo sobre sus hombros.

—Lo importante es que ya le pusiste un alto —dijo la pelinegra— y estuviste fantástica. Ese idiota estaba aterrado, le demostraste lo valiente y fuerte que eres. Estoy muy orgullosa, Val.

No sé si fue la forma en que dijo aquello, el hecho de que suspiró su nombre, o el fuerte brillo en sus ojos, pero todos nos dimos cuenta de lo mucho que Andy quería a Valeria. Más de lo que una amiga podía querer a otra.

Ambas se miraron con entusiasmo y las mejillas rojas. Crearon una burbuja imaginaria y solo volvieron a la realidad cuando Eric aclaró la garganta.

—Llegamos —anunció.

Para entonces, el amor que pude ver en el pecho de mis amigas ya era muy fuerte.

Nos bajamos del auto y caminamos un poco por los alrededores. Yo fui quien se apartó más pues buscaba un punto específico.

—Fue aquí —confesé y todos se acercaron—. Este es el lugar justo donde desperté.

Estaba parada en un punto común entre los árboles, sobre una cama de hojas secas y ramas viejas. No había nada especial. Solo lo reconocí por la vista que tenía de las chimeneas de una fábrica textil que se encontraba cerca.

A menos que pueda considerar a las ardillas como malvadas, no había rastro de ninguna criatura sobrenatural. Solamente varios de estos roedores y algunas aves ruidosas.

Abril nos llamó cuando encontró una vieja cabaña por el retorno. La madera exterior parecía pudrirse desde hace varias décadas y el olor a verdín era insoportable.

—Hace poco vi esta casa en un sueño —dijo la chica—. Y justo detrás de mí apareció alguien. No vi su rostro pero llevaba las manos teñidas de negro.

—Quizá era una de esas criaturas —agregó Andy.

Pero detrás de nosotros no había nada. Era la zona que yo mencioné y ya habíamos registrado.

—¿Piensas entrar? —preguntó Val cuando Abril permaneció frente a la cabaña por mucho tiempo.

—Sí, lo haré.

—Pero luce muy arriesgado —insistió la castaña.

—Creo que no hay otra opción. Vine a investigar y eso haré.

La chica se adentró antes de que su mejor amiga pudiese detenerla. Al final todos la seguimos y el rechinar de la estructura solo nos puso la piel de gallina.

La cabaña también estaba casi podrida por dentro. En la estancia había muebles con la tela desgarrada y los resortes saltados. Encontramos muchos objetos en la cocina pero todos estaban oxidados. Las partículas de polvo flotaban por el aire e hicieron estornudar a más de uno. Incluso la maleza ya había alcanzado a crecer por dentro.

—Esto parece una película de terror —se lamentó Valeria.

—Será mejor que nos dividamos para registrar todo más rápido —propuso Abril tomándome de la mano—. Yo iré con Gia a arriba. Ustedes investiguen aquí.

Entre HilosWhere stories live. Discover now