Capítulo 6

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Intenté buscar información sobre los poderes de Gia en la biblioteca escolar, pero la sección de criaturas mágicas resultó ser inexistente. Gran tonta que fui.

Durante el día no pensé en nada que no tuviera relación con mi amiga imaginaria. Incluso cuando almorzamos apenas me di cuenta de que Andrea se unió a nuestra mesa.

ー¿Verdad, Abril? ーescuchar mi nombre en boca de Valeria me llevó de vuelta a la realidad. Entonces me percaté de que Eric también se había acercado, los tres me miraron muy confundidos.

ー¿Qué cosa? ーpregunté avergonzada.

ーSolo vine a disculparme ーexplicó Ericー por lo que pasó en la fiesta de Luca. Les traje esto.

De una bolsa sacó tres latas de soda que nos repartió. Yo observé la mía y comencé a preguntarme si Gia podría aplastarla sin usar las manos.

ー¡Abril! ーla voz de Valeria me llamó de nuevo.

ー¿Qué pasa?

ーTe pregunté si estaba bien de fresa ーdijo Eric, acompañado de una sonrisa tímida.

Asentí y le di las gracias por el gesto.

ーEntonces... ¿ya no estás molesta? ーinsistió.

Me obligué a permanecer concentrada en aquella conversación que merecía más seriedad de la que le estaba dando.

ーNo tengo por qué estarlo.

El tono de mi voz intimidó al chico pues, aunque no estaba molesta, sonó indiferente. Y la verdad era esa, no estaba molesta. Pero ya no podía ver a Eric de la misma manera. No después de que permitió a su primo golpear e insultar a mis amigas.

En casa, Gia y yo pasamos la tarde poniendo a prueba sus poderes moviendo todo tipo de cosas en la cocina. El lugar quedó hecho un desastre que valió la pena.

Coloqué la lata de soda sobre la barra y miré desafiante a la chica.

ーSorpréndeme.

Ante ello, Gia solo sonrió pervertida. Incluso me miró de pies a cabeza.

ー¡Con la soda! ーreclamé con las mejillas del color de un tomate.

ーBien. Tendré que conformarme por ahora.

La sin vergüenza se mostró decepcionada y yo rodé los ojos.

Logró que la lata flotara en el aire y la aplastó sin mayor problema. Incluso ejecutó un perfecto tiro hacia el cesto de la basura que presumió con una sonrisa.

Describí la escena en una pequeña libreta que aparté especialmente para Gia. El plan era usarla como bitácora para registrar los avances sobre sus poderes. Hasta ese momento ya tenía un registro breve: Sabía que podía atravesar cualquier material ーincluso las paredesー, movía objetos con la mirada e hizo crecer las plantas del jardín de mamá.

ーAhora intentemos con algo de mayor peso ーpropuse.

ーSerá mejor que no nos excedamos o volveré a dejar a la ciudad sin energía.

Su comentario me regresó al momento en que mi madre y yo charlamos en el auto hasta que un apagón dejó a oscuras nuestro vecindario.

ー¿Tú provocaste el apagón de la otra noche?

La chica asintió nerviosa. Entonces quiso demostrarme lo que pasaba cuando sus poderes llegaban al límite. Movió sus manos con suavidad para levantar la nevera, pero esta apenas llegó a unos treinta centímetros sobre el suelo cuando las luces comenzaron a parpadear. En la expresión de Gia descubrí que dicha acción costó mucha fuerza de su parte. Incluso sus piernas y brazos estaban tensos.

Entre HilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora