La pérdida de interés me asuela el pecho,
un vacío abismal que no sé cómo llenar,
busco la compañía, mas luego huyo de ella y me refugio en mí soledad.Muero un poco cada día, precipitándome en lenta caída,
a un final que se acerca con dolorosa vehemencia,
tan joven y apática, no importa el destino que me aguarda,
un precipicio que anhela mi alma en su inmensa paciencia.No quiero evitarlo, ni me molesta en desaire,
anhelo lanzarme al abismo y dejar que mi ser vuele,
en busca de una libertad que en la vida no he hallado,
una fuga de escape, mí último viaje.