• Capitulo 11

307 36 1
                                    

Jay estaba estirado en su cama mirando su carísimo reloj de muñeca.

—Llegas 3 minutos y 21 segundos tarde.— Dijo relajadamente mientras se incorporaba. —¿Te estabas arrepintiendo de tu decisión, Yang?—
—Solo he tenido dificultades por el camino, tus amiguitos- Espera un momento…—
Mi mente ató cabos. «Ethan y Benjamín se encontraban en el pasillo dirigiéndose al exterior de la academia a la hora exacta que yo había quedado con Jay, no será que…»

—Dime, ¿Realmente has cumplido tu promesa?— Pregunté molesto.
—Pues claro, no se lo he dicho a nadie.— Jay parecía confundido, por lo que quise creer que solo fue una coincidencia.
En todo caso, si sus amigos (o cualquier otra persona) se encontraban en el patio, nos podrían ver…
Me dirigí a la ventana y cerré la persiana, era lo más prudente que podía hacer.
—¿Qué pasa?— Preguntó Jay impaciente.
—Tú solo cierra el pico.—
—Bueno, bueno. Pero no te pongas nervioso.— Dijo él medio sonriendo.

«“No te pongas nervioso”. Claro, como si hiciera esto todos los días. Estúpido, claro que voy a estar nervioso.»

—Tan solo cállate.— Dije, aunque realmente prefería no estar en silencio total. Eso sería demasiado incómodo… Bueno, más aún.

Jay se sentó en un mini sillón que había delante de su cama. «¿Quién tiene un sillón delante de la cama?» Pensé. Aunque luego me imaginé porque estaba ahí.
Me dirigí a la cama y me quité la mochila de la espalda. «¿Cómo se supone que debo empezar? Ah, qué vergüenza.»

—Ven un momento.— Dijo Jay rompiendo el silencio.
No lo dudé mucho y fui hacia él.
«Cuanto antes empieces, antes acabarás.» Me recordé a mí mismo.

—¿Qué quieres ahora?— Pregunté inquieto.
Jay me agarró de un brazo obligándome a inclinarme hacia delante y cuando estaba a pocos centímetros de su cara empezó a desabrocharme la camisa. Reconozco que eso me puso nervioso. Volví a notar su respiración en mi cara, como el día de la fiesta. La única diferencia era que ahora Jay era perfectamente consciente de lo que hacía.
Conté que desabrochó solo cinco botones. ¿Qué pretendía hacer?

—Puedes quitarte todo lo demás, pero déjate la camisa así.— Dijo finalmente.

«Tú no me vas a dar órdenes.» Pensé. Pero acabé haciéndole caso.
Me estiré en la cama y me quité las demás prendas de ropa. Abrí mi mochila y saqué lo necesario.
«Allá vamos, ya no hay vuelta atrás.» Agarré un poco de lubricante y me mojé los dedos.

Podía ver a Jay perfectamente justo en frente mío. Eso me hizo dudar de si era muy tarde para arrepentirme.
—¿Por qué paras?— Preguntó él de inmediato.
—Solo estaba pensando en algo. — Respondí. —Es un poco raro hacer esto en frente de alguien, y más si ese alguien eres tú.– Me contuve para no insultarle.

Después de decir eso, introduje el primer dedo ahí abajo, cosa que tomó a Jay por desprevenido, ya que pareció sorprenderse por un momento.

—Ah~ — Dije quejándome.
Empecé a hacer movimientos lentos pero constantes. De vez en cuando no podía evitar quejarme un poco por el dolor, sobre todo cuando introduje un segundo dedo en mi interior, pero se sentía tan bien...

Jay se estremeció, seguía mirándome fijamente con los brazos cruzados. Yo seguí aflojando mi interior. Sabía que me tenía que preparar bien para poder introducir el dildo, o de lo contrario dolería mucho.

—¿Estás seguro de que tu juguetito va a caber ahí?— Dijo Jay después de estar un rato callado.
—J-Jay tranquilo, n-no es mi primera vez haciendo esto.— Dije con dificultad por la excitación.
Él no dijo nada, solo se me quedó mirando un tanto embobado.

Cuando creí estar preparado, agarré el dildo rosa y lo impregné de lubricante. Suspiré y pensé: «Tú puedes, Jungwon. Todo sea porque no te expulsen. Solo debes hacer esto e irte.» Intenté relajarme para que pudiera entrar mejor, pero justo cuando estaba a punto de meterlo vi a Jay cambiando de postura, cruzando las piernas.

—¿T-todo bien por ahí?— Dije sabiendo que se estaba poniendo nervioso.
Era imposible ver algo así y que tu cuerpo no reaccionara, era una cuestión biológica.
—Sigue con lo tuyo. —Dijo Jay desviando por un momento la vista para no hacer contacto visual conmigo.

Ahí es cuando dejé de preocuparme y comencé a divertirme.

Empecé a introducir el dildo en mi interior e instantáneamente tiré mi cabeza para atrás por la sensación. Cerré los ojos con fuerza y seguí introduciéndolo hasta que no pude más.

—A-ah~ — Dije intentando no gemir demasiado fuerte.

«¿Ha sido mi impresión o Jay se está sonrojando?» Me burlé internamente.
Vaya, vaya… Había conseguido poner nervioso a Park Jay, el chico rico, popular y creído de mi clase. Estaba empezando a pensar que no fue tan mala idea venir aquí, valía la pena solo para burlarme de él.

Cuando el dolor cesó un poco empecé a mover “mi juguetito” (como diría Jay), dentro de mí.

—J-Jay~…— Dije para molestarlo un poco y después añadí:
—… ¿P-puedes dejar d-de mirarme tan fijamente?—
Este no reprochó nada y apartó un momento la mirada, cosa que me dio la certeza de que estaba bajo mi control, conscientemente o no.
Seguí aumentando el ritmo de las estocadas, hasta que no pude pensar en nada más. Luego paré un momento e inmediatamente Jay frunció el ceño confundido.
—¿Ya has acabado?—
—N-no, esto no ha hecho nada más que empezar. —
Cambié de posición, incorporándome más y poniéndome de rodillas. Empecé a subir y bajar para llegar más profundo en mi interior y así experimentar más placer.
—A-ah~ ah~ joder, s-se siente muy bien. —
Dije mientras miraba a Jay, dándome cuenta de que tenía un pequeño problema.
—¿Q-qué pasa J-Jay~? E-estás muy calladito.— Volví a decir sin disminuir el ritmo de las estocadas.
—B-bueno, ¿Q-ué quieres que diga? — Respondió él con la voz entrecortada.
—N-nada, nada…— Sonreí pícaramente.

Después de un rato, noté un hormigueo que me recorrió todo el cuerpo.

—C-creo que voy a v-venirme. —
Me mordí el labio y dejé que el líquido blanco saliera, sumiéndome en una oleada de placer.

Jay se levantó de su sillón y se dirigió rápidamente a su armario. Parecía estar sacando una toalla, luego me la tiró a la cabeza.
—Toma, límpiate con eso.— Dijo mirando para otro lado.
—En serio, Jay, ¿Estás bien? — Volví a preguntar metiéndome con él. —Pareces nervioso.— Pero no respondió.
Estaba más que claro que si Jay me había pedido que hiciera eso, y además había reaccionado de esa manera… Lo más probable es que mis sospechas fueran ciertas. «Estoy casi seguro de que a Jay le gustan los hombres.» Aunque inmediatamente me vino otro pensamiento a la cabeza: «o puede que solo sea un pervertido.»
Me limpié bien y me vestí rápidamente. Luego guardé mis cosas en la mochila y pasé por el lado de Jay, que se encontraba parado al lado de la puerta.
—Toma, quédate esto de recuerdo. — Dije dándole la toalla.— Ya he cumplido con mi parte del trato.—

Abrí la puerta, y estaba a punto de marcharme cuando me detuve para decir:
—Por cierto, buenas noches.— Sonreí sarcásticamente y me fui.

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Där berättelser lever. Upptäck nu