Bailando

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Esa noche llegamos a nuestro departamento bastante pasadas de copas después de la fiesta.

Yo estaba agotada, me serví un vaso de agua y me senté en la mesa del comedor. Mi amiga seguía bastante eufórica, así que puso música en el altavoz y comenzó a bailar.

Yo la miré riendo y comencé a mirar en mi celular las fotos de esa noche para subirlas a mis redes.

- Valen, vení vamos a bailar - me dijo, pero yo la ignoré y seguí mirando el celular.

Unos momentos después mi amiga se acerca a mí y me obliga a levantarme a bailar con ella.

Unas canciones después comienza a sonar un reggaeton lento, nos acercamos y comenzamos a bailar un poco pegadas al ritmo de la música. Mi amiga se voltea y comienza a menear el culo despacio, me toma de las manos y las coloca sobre sus caderas. Ella llevaba puesto un vestido bastante corto, que le marcaba súper bien sus curvas.

Cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás, posándola sobre mi hombro mientras seguía con su baile lento. Su culo rozaba mi pelvis, y como yo estaba bastante borracha comencé a calentarme. Seguimos en esa posición un rato y luego ella se voltea, quedando las dos de frente. Me separa las piernas colocando una de sus piernas entre las mías y seguimos meneándonos. Nuestros rostros se encontraban a escasos centímetros, nuestros alientos se mezclaban.

Colocó sus manos en mi espalda baja, casi tocando mis nalgas y me apretó más hacia ella. Ambas nos miramos intensamente, hasta que no pude evitar bajar mi mirada hasta su boca entreabierta, ella sacó su lengua y se lamió los labios. Ese gesto me pareció tan sexy, volví a levantar la mirada y noté que ella también me estaba mirando la boca, hasta que se acercó más a mí y me besó. Al principio sólo fue un pequeño roce de labios, pero luego la agarré de la nuca y nos besamos de verdad, metí mi lengua en su boca y, oh mierda, sabía tan bien que no quería separarme nunca de sus labios. El beso fue aumentando de intensidad, tanto que no pude evitar lanzar un gemido que quedó ahogado en su boca.

Ella deslizó sus manos más abajo y me apretó el culo, para luego subirme el vestido y tocar mi piel. La empujé contra la pared y llevé mis manos hasta sus pechos, comencé a masajearlos sobre la tela de su ropa y sentí cómo sus pezones se endurecían ante mi toque. Dejó de besar mi boca y descendió hasta mi cuello, dándome besos que hacían erizar mi piel.

Levanté sus piernas, haciendo que las colocara alrededor de mis caderas y la llevé hasta la mesa, sentándola ahí. Seguí besándola, separándome de ella sólo para sacarle el vestido y a continuación sacarme yo el mío. Ella se inclinó para atrás, invitandome a saborear sus tetas, y eso hice, primero pasando mi lengua por sus pezones, para luego chuparlos de a uno, sacándole gemidos de placer.

Luego, subí de vuelta hasta su boca, volviendo a besarla, ella me empujó hacia sí con sus piernas, haciendo que nuestros sexos chocaran. Sentí su humedad a través de su ropa interior, lo que provocó que me mojara aún más.

Comencé un vaivén de caderas lento, embistiéndola una y otra vez. Se sentía tan bien. Decidí que era hora de sacarnos las bragas, para poder sentirnos mejor. Así lo hicimos y comencé a rozar de nuevo su sexo, la sensación de estar piel con piel era indescriptible, nuestros gemidos eran cada vez más fuertes, ambas estábamos a punto de corrernos. Aumenté la intensidad de las embestidas y sentí cómo ella me arañaba la espalda con sus uñas. Un orgasmo intenso se apoderó de las dos al mismo tiempo y gritamos de placer.

Cuando recuperamos el aliento creo que a ambas ya se nos había pasado la borrachera.

- Valen, no puedo creer que acabo de tener el mejor sexo de mi vida sobre la mesa del comedor.

Ambas reímos y nos besamos nuevamente.

- Bueno, será mejor que vayamos a la cama antes de que te lo haga de nuevo aquí mismo.

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