Robot aspiradora

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Mi hermanastra Carla y yo decidimos sentarnos a ver una película en el sofá, ya que esa noche estaríamos solas en casa porque nuestros padres salieron de viaje.

Agarramos una manta, nos cubrimos entre las dos y pusimos la película mientras la aspiradora robot hacía su trabajo yendo y viniendo.

Luego de unos minutos, la película empezó a subir de tono.

- No tenía idea de que la película tuviera estas escenas - dijo Carla.

- Yo menos - contesté, pero aún así seguimos viéndola.

Yo comencé a sentir un cosquilleo de excitación por las escenas que estábamos viendo, sentí cómo se mojaban mis braguitas, y disimuladamente metí mi mano bajo la manta y comencé a tocarme un poco sobre la ropa. Se sentía bien, pero no era suficiente así que metí mi mano dentro de mis shorts y comencé a masajear mi clítoris ahogando mis gemidos para que mi hermanastra no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

En eso, sentí cómo la manta se deslizó, siendo arrastrada por la aspiradora. Traté desesperadamente de disimular que tenía mi mano dentro de mis bragas y en eso me doy cuenta de que mi hermanastra estaba haciendo lo mismo que yo.

Nos miramos y no pudimos evitar soltar una carcajada. Aunque no puedo negar que descubrir que mi hermanastra también se estaba tocando me puso a mil.

Así que le dije:

- Uhmm... Que tal si continuamos?

Ella me miró, se mordió los labios y asintió. Era evidente que ella también estaba muy excitada.

Así que ambas nos sacamos los shorts y quedamos en bragas.

Yo comencé a tocarme de vuelta y ella también.

Después de unos instantes, escuché cómo se le escapaba un gemido, lo que aumentó aún más mi excitación, y yo tampoco pude retener mis gemidos.

Masajeaba mi clítoris y tentaba mi entrada con un dedo. No pude aguantar más y volteé a mirar a mi hermanastra y al ver su cara de placer no pude contenerme más. Acerqué mi mano a su pierna y comencé a acariciar su muslo, comprobé que no ponía objeciones así que comencé a subir hasta llegar a su sexo. Ella retiró su mano y dejó que yo siguiera masturbándola, mientras ella cerraba los ojos y echaba su cabeza hacia atrás en un gesto placentero.

Ella se retorcía de placer y me rogó que le metiera los dedos, eso hice y pegó un gritito. Entonces se giró hacia mi y se abalanzó sobre mi boca. Nos besamos salvajemente, ahogando nuestros gemidos en la boca de la otra, hasta que Carla no aguantó más y se corrió con un gemido muy fuerte.

Seguimos besándonos y luego me tumbó en el sofá. Comenzó a besarme el cuello y fue descendiendo de a poco, besando mis pezones, bajó por mi vientre hasta llegar a mi sexo. Me sacó la ropita interior y comenzó a pasar su lengua despacio por toda mi vagina, luego se detuvo a estimular mi clítoris, mientras yo me retorcía de placer. Le agarré del pelo y comencé a guiar sus movimientos. Seguimos así por un rato y luego le pedí que se montara sobre mí. Así lo hizo, se sentó a horcajadas sobre mi, haciendo que se rozaran nuestros sexos, la agarré del culo y comenzó a moverse sobre mi.

La sensación de nuestras vaginas chocando era indescriptible, para este punto yo ya estaba demasiado caliente, le di unas nalgadas a Carla y eso la provocó aún más.

Unos momentos después comencé a sentir cómo el orgasmo se apoderaba de mí. Todo mi cuerpo tembló y me descargué con un grito de placer, unos segundos después, me siguió mi hermanastra.

Nos tumbamos en el sofá, nos abrazamos y seguimos viendo la película.

Relatos Lésbicos 18+Where stories live. Discover now