Estudiar para el examen

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Esa tarde, Luna y yo decidimos estudiar en mi casa, ya que al día siguiente tendríamos un examen súper difícil.
-Vamos a mi casa, - le dije - hoy mi mamá estará hasta tarde en casa de mi abuela y mi papá trabajando, no tendremos distracciones.
-Ok. Deja aviso a mi casa y vamos - contestó.

Más tarde, ya en mi casa nos dispusimos a estudiar luego de comer un sándwich cada una como merienda.
- Tengo miedo, este examen es re importante para la calificación final, y el profe no perdona una.
- Sí, yo también - contestó Luna toda tensa-, quién sabe qué me van a hacer mis papás si no paso.
-Hey, relajate que estamos acá para estudiar y pasar.
Luego de eso, abrimos nuestros cuadernos y empezamos a estudiar.

Después de un largo rato, noté que mi amiga se estaba masajeando los hombros.

- ¿Te duelen? - pregunté.
Asintió y siguió masajeándose.
-¿Querés que te ayude con eso?
-Ay sí por fa. Estoy toda tensionada.
-Bien, colocate acá - y le señalé la alfombra frente a la cama.

Se sentó en el piso y yo en la punta de la cama.
Le pedí que aparte su pelo de sus hombros y comencé a masajearle sobre la ropa. Sin darse cuenta, mi amiga soltó un gemido placentero.

- Siii, justo así amiga.

Automáticamente se me subió un escalofrío que me erizó por completo, pero decidí no hacer caso y seguir con lo que estaba haciendo.

- Estás toda durita - le dije.
- Mmm... Sí es que este examen me trae con los nervios de puntaAhhh... sos tan buena con las manos Fati.
- Jaja sí, eso me dicen.

Seguimos así por un buen rato, mis manos sobre sus hombros, masajeando. Sin darme cuenta yo había cerrado los ojos disfrutando de sus gemidos, y comencé a bajar un poco las manos hacia sus pechos pero sin llegar hasta ellos.

Me preguntó si no sería más fácil si se sacara la camisa y le dije que como ella estuviera más cómoda. Entonces se la sacó. Puse mis manos sobre la suave piel de sus hombros y yo para ese punto ya estaba un poquito excitada.
Nunca había mirado a mi amiga con otros ojos, pero estando en esa situación no lo pude evitar.
Seguí con los masajes y ella seguía gimiendo, demostrando lo mucho que le gustaba.
Fue entonces cuando, sin darme cuenta, bajé mis dedos hasta sus pechos. Ella se separó inmediatamente.
- Wow, que se supone que estás haciendo? - me gritó.
- Uhm, no era lo que querías?
- ¡NO! - contestó.
- Pero, estabas gimiendo y por eso pensé que... Perdóname por favor.
- ¡No! Sólo estaba disfrutando del masaje. ¡Yo no soy lesbiana! A mí me gustan los hombres. - luego de unos segundos suspiró - Disculpame si te di una impresión equivocada.

Entonces, luego de pensarlo unos instantes le pregunté:
- ¿Estás segura de que diste una impresión equivocada? Quiero decir, ¿qué tal si tú cuerpo te conoce más de lo que vos misma lo hacés?

Ella titubeó un poco, pero después volvió a decir: - Bueno... sabés... sí, alguna que otra vez sentí curiosidad pero... no sé... ¿quién no lo ha hecho?
- Es totalmente correcto sentir confusión - dije - quiero decir, hay mucha gente en el mundo tratando de descubrirse.

Ella me miró por primera vez después de lo que pasó, y con un poco de vergüenza dijo: - no sé, quizás... ¿podríamos probar?
Levanté las cejas y le pregunté si no estaba bromeando, a lo que contestó:
- Bueno... Yo no puedo concentrarme en estudiar ahora, ¿vos sí?

Yo estaba totalmente confundida sin saber en qué momento pasamos de estar estudiando a esto, pero tampoco podía negar que era lo que quería en ese momento, deseaba a mi amiga muchísimo.
Entonces ella se levantó del piso y subiéndose a la cama gateó hasta mí, quedando ambas de rodillas, nuestros rostros a escasos milímetros de distancia, nos miramos fijamente a los ojos, y fue ahí que ya no pude resistir, miré cómo se mojaba los labios con la lengua y estampé los míos con los de ella, no puedo creer como ese simple acto hizo que me recorriera un escalofrío que se sintió con más intensidad en algunas partes de mi cuerpo.
Seguimos con los labios pegados por unos momentos y luego ella me agarró de la nuca para poder profundizar el beso, pidiendo permiso con su lengua para entrar a mi boca, cómo no, yo se lo concedí y nos besamos, primero lenta y suavemente, hasta que ella emitió un sonidito al cual yo ya no pude resistir, la tomé de la cintura y aumenté la intensidad. Nuestras lenguas chocaban, nos dábamos pequeñas mordiditas. La duda que sentimos al inicio quedó en el olvido, parecía que fuimos creadas para este momento.
Con una mano recorría su cintura, con la otra apretaba su culo , lo que hacía que emitiera unos soniditos de placer como pidiendo que la acerque más a mi. Eso hice, pegué su cuerpo al mío, sentándola en mi regazo, nuestros pechos se rozaron, la piel de su cintura se sentía tan suave, alcé mis manos un poco más, hasta tocar uno de sus pechos, que encajaba perfectamente en mi mano, lo acaricié por encima de su sostén, luego comencé a besarla en el cuello, la oreja, noté cómo se le ponía la piel de gallina ante ese pequeño acto, mientras ella buscaba sacarme la remera. Yo no llevaba sujetador, por lo que quedé completamente desnuda en la parte de arriba. Ella no tardó en ir hacia mis pezones, pasó la lengua sobre uno de ellos y yo sentía que me mojaba cada vez más, lancé un gemido de placer y ella comenzó a chuparlo, mientras tanto yo también quería verla sin sujetador, así que lo desabroché y se lo quité, sus pechos eran perfectos. No tardé en tomar sus pezones entre mis dedos, mientras volvíamos a besarnos, ahogando sus gemidos en mi boca, ella se movía en mi regazo, provocando que nuestros sexos se rozaran, aunque las dos seguíamos con los shorts puestos, se sentía tan bien, ambas comenzamos a gemir con más intensidad, hasta que ya no pude resistir más, la tumbé en la cama y nos desvestimos por completo.
Yo no podía dejar de admirar su perfecto cuerpo, con curvas perfectas, ella era preciosa.
Me acerqué y le besé nuevamente los pechos, bajando de a poco, pasando mi lengua por su vientre, hasta llegar a su sexo. Ella me agarró del cabello, empujándome hacia abajo con urgencia, entonces comencé besando sus labios, luego lamiendo su humedad, estaba tan excitada y mojada; cuando llegué a su clítoris, soltó un gritito, lo que hizo que yo me excitara aún más, queriendo darle todo lo que ella quisiera. Seguí dándole placer con mi lengua, introduciéndola en su vagina, mientras con mi dedo masajeaba su clítoris. Estaba a punto de venirse, por lo que seguí sin detenerme siguiendo el ritmo con el que venía haciéndolo, hasta que no pudo más y soltó un grito de placer llegando al orgasmo.
Volví a besarla, dándole de probar de su esencia. Unos segundos después volvió a aumentar la intensidad de los besos, las dos estábamos muy calientes. Ella me tumbó boca arriba en el colchón, separó mis piernas y se colocó en medio de ellas, rozando nuestras vaginas lenta y deliciosamente, lo que era una tortura para mí ya que yo aún no me había liberado. Se inclinó sobre mi y me besó. Le agarré del culo y comencé a empujarla hacia mi deliciosamente, aumentando la intensidad.
Mi fantasía oculta siempre fué estar en esta posición con otra mujer, por fin la estaba cumpliendo y era mil veces mejor que imaginarlo.
Yo sentía como nuestros clítoris se rozaban, ambos sexos muy mojados, la sensación era increíble. Sentí que estaba a punto de tener el mejor orgasmo de mi vida, y así fue, luego de unos minutos, me vine tan fuertemente que no pude evitar gritar, mientras arañaba la espalda de Luna, lo que al parecer provocó más excitación en ella, quien terminó por segunda vez consecutiva.

Al cabo de unos minutos, ya con la respiración menos agitada nos miramos y ella me dijo sonriendo:
- Definitivamente esto es mil veces mejor que estudiar.

Relatos Lésbicos 18+Where stories live. Discover now