1-Asi comienza mi historia

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Mía.
España 2022

Había una vez" y  "vivieron felices por siempre"  Así comienzan y terminan los cuentos de hadas, solo que el mío no.

Tal vez sea porque mi historia no es un cuento de hadas  con enanitos o hadas madrinas con varitas mágicas.

No tengo cabello mágico y rubio como Rapunzel, mi cabello es castaño, corto  y desaliñado.

No tengo un padre que me proteja de la bestia como Bella, más bien mi padre es la temible bestia. 

En mi historia no hay un genio de la lámpara que me conceda deseos. Yo tengo que luchar por ellos

Tampoco hay un príncipe azul, está solamente es la historia de un chica que tuvo que salvarse por si sola

Pero la verdad es ... que yo no soy una princesa y esto no es un cuento de hadas,

soy una chica normal, con una vida normal, pero en mi hay algo que nadie sabe, es mi secreto, Mirac...  ostia , lo siento, me emocioné demasiado.

Soy alguien normal, del mundo real y pensaran que en mi historia no hay un príncipe azul, es verdad, no lo hay. Solo hay un chico raro, que me enseñó que no todo va a ser perfecto pero si real, alguien con quien aprendí que si una piedra se interpone en tu camino solo tienes que saltarla, si es muy grande destruyela y aún si tropiezas  con ella solo tines que levantarte, sacudirte el polvo y seguir adelante.

Soy Mía Isabel Guerrero y está es mi historia, pero no comienza aquí, sino dos años atrás, cundo apenas tenía diecisiete.

Mi vida nunca fue color de rosa, perdí a mi mamá cundo tenía diez años, murió de una enfermedad horrible, desde ese día mi familia no fue la misma, mis abuelos maternos se separaron de mi ya que a ellos no le agradaba la idea de  que mi madre se casará a tan temprana edad y mucho menos que quedará embarazada de mi, mi papá comenzó a ahogarse en la bebida por lo que tuve que aprender a cuidarme sola.

Poco a poco papá se fue gastando todo el dinero de los ahorros de muchos años en apuestas y alcohol.

Solo tenía quince años, casi nadie quería contratarme al ser tan joven, el las mañanas repartía el periódico antes de ir a la escuela, tan pronto terminaba mis clases, trabajaba en un pequeño centro comercial, unas dos horas y luego trabajaba en una gasolinera en la noche. Llegaba a casa a la una y estudiaba para mis exámenes. Dormía casi solo cuatro horas.
Los fines de semana trabajaba el doble.

Salía muy poco, y casi no tenía amigos... dije casi ya que tenía a dos personas muy importantes en mi vida, mis dos amigas. A una de ellas la conocí cuando era pequeña, ella estuvo para mi cundo mamá murió, la otra llegó a la cuidad cundo comenzamos la secundaria pero me apoyo siempre y desde ese entonces las tres somos inseparables, ellas son como los pilares que mantienen sólida mi vida.

Muchas veces quise dejar la escuela y dedicarme a trabajar por más tiempo, pero recordaba a mamá y que ella siempre quiso que yo tuviese un buen futuro

Se preguntaran dónde vivía, bueno, cuando mi papá comenzó a perder el dinero por las apuestas, apostó la casa y prácticamente todo en ella. Al no pagar le quitaron la casa y con el poco dinero que quedó compro un pequeño apartamento y cuando me refiero a pequeño es decir casi minúsculo. Solo tiene una habitación, una pequeña sala, una cocina y un baño. Y por supuesto yo tenía que dormir en la sala.

Si lo sé, mi vida era trágica y dolorosa. Luego de terminar la secundaria y comenzar el bachillerato comencé a necesitar más tiempo para estudiar, por lo cual comencé a buscar empleos que necesitaran de menos tiempo y con una paga mayor.  

Hay fue donde conocí a la señora Lucia, podría decirle que ella fue mi hada madrina, solo que ella no podía hacer que una calabaza se convirtiese  en un carruaje, ni los ratones en caballos, pero gracias a ella mi situación económica y mi estabilidad emocional mejoraron considerablemente. Solo que no sabía que detrás de su amabilidad se escondía un gran secreto que podía cambiar mi vida para siempre. Pero eso no se los diré, no por ahora.

Y antes de que piensen que ella me propuso algún trabajo indebido, les aclaro que no.

La conocí de casualidad cundo regresaba de estudiar, yo andaba caminando por un parque serca de uno de mis trabajos con mis audífonos puesto y las manos en los bolsillos de mi pantalón ancho mientras tarareaba una canción que le gustaba a mamá.

Por estar distraída choque con ella, una señora pija de unos cincuenta y tantos, muy elegante, su cabello era corto y rizado ya comenzando a teñirse de blanco.

Al chocar con ella los papeles que sostenia se esparcieron por el suelo y el viento voló algunos, disculpandome con ella la ayude a  recoger los papeles y luego de entregárselos todos me volví a disculpar.

Lo que me sorprendió de la señora fue su acento, que demostraba que no era española.

Salí corriendo mientras veía la hora en él reloj de mi muñeca, llegaba diez minutos tarde y luego de recibir un gran regaño de parte de mi jefe, fui a casa. Busqué en mi bolsillo el celular, lo busque en mi bolsa, en mi chaqueta, nada, no lo encontré, joder casi me da un patatus ese día, tenía mucho miedo de perder mi teléfono.

Camine unas cuadras hasta uno de los teléfonos públicos y llamé a mi número. Luego de dos timbres contestaron.  Ahí fue donde comenzó mi historia. Es este punto exacto en dónde dejo de ser una historia de sufrimiento y ser una historia de alegría y felicidad, es donde dejo de ser de dolor para ser una de amor.

Mansión Torre Bravo.

El pequeño accidente del parque cambio mi vida por completo y el extravió de mi celular marco un nuevo rumbo en mi destino.

Cómo En Los Libros Where stories live. Discover now