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 El transcurso de los días había sido difícil, Diane no había mejorado en cuanto a su salida del coma, sus heridas seguían igual de abiertas, aunque ya empezaban a formar algo de costra en la herida del abdomen, su pecho tardaría mucho más.

Tony sabía que su amiga estaba lidiando con sus demonios en el interior de su cabeza a pesar de mostrar inmovilidad. Se la imaginaba hablando con todas esas almas que acaban de desaparecer, dándoles indicaciones sobre dónde ir o qué hacer. Él podría haberse enterado ahora de cuáles eran sus poderes o quién era ella en realidad, pero de pequeño le gustaba escaquearse en la oficina de su padre y leer sus archivos sobre lo que trabajaba. Encontró archivos de Cráneo Rojo, aunque serían copias, porque las originales estaban en alemán y esas que leyó estaban traducidas al inglés.

Todos esos días a cada ciertas horas subía a las habitaciones para vigilar que estuviera bien y mejorando, no soportaría que la chica que le salvó la vida un par de veces ya muriera bajo su mando. No soportaría esa sangre en sus manos.

Una vez terminó su rutina de cambiarle las vendas bajó con Nébula a ver qué avances habían conseguido con el motor de la Milano, nombre de la nave. Estaba en su conocimiento que le quedaban pocos días de combustible que no darían ni para llegar al segundo planeta más cercano, y ese no era la Tierra. Por suerte, o eso quería pensar, tenían combustible hasta dentro de 3 días. Cabe decir que ya llevan 20 días varados en el espacio.

─ Nébula, ¿qué te parece si hacemos un descanso? - se dirigió limpiándose la frente de sudor con el dorso de su mano - Me gustaría enseñarte un juego ─

Ella asintió con curiosidad en su neutro rostro. Ambos caminaron hasta una mesa. Tony le explicó de qué trataba con suma paciencia y haciendo ejemplos, poco a poco se iba entendiendo y así empezaron varias partidas hasta que Nébula ganó una de ellas. Tony sonrió cuando ella no se lo podía creer.

Esa atmósfera tranquila y feliz se esfumó cuando unos gritos y llantos del piso superior se hicieron escuchar. Tony y Nébula salieron corriendo hasta llegar donde Diane debería estar recostada. Al entrar ella estaba moviéndose en las sábanas, pero sin abrir los ojos. Ella gritaba a gente que Tony estaba seguro de nunca haber oído, ella imploraba que la dejaran tranquila, que no sabía qué hacer. Su piel era ahora sin aquel brillo de salud, su cabello no tan corto como antes estaba tres tonos apagado, se fijaron en los dedos, los cuales estaban un poco oscuros por las puntas. Se miraron el uno al otro con duda, ¿cómo podrían calmar a una niña con los poderes de las seis gemas sin salir heridos?

Nébula dio un paso adelante porque, seamos realistas, ella es la que saldría menos herida del par. Agarró a Diane por los hombros pegándola a la cama para que dejara de sacudirse evitando que se abriera las heridas, sobre todo la del pecho. Diane respiraba con dificultad, su rostro estaba fruncido por el aparente dolor de cabeza que tenía y la multitud de voces que escuchaba sólo ella.

Tony corrió a la sala médica por un respirador nuevo, que colocó segundos después en la cara de la joven ayudándola a respirar bien.

─ Al menos ya no está en coma - contestó el filántropo haciendo caricias en el pelo de Diane en un intento de tranquilizarla.

─ Pero no va a despertar aún, por su mente están pasando muchas almas que necesitan ser guiadas a un espacio especial por culpa del chasquido - respondió guardando las cosas que ya no necesitaban en la habitación de manera urgente.

Tony se rascó la nuca suspirando, a no ser que ocurriera un milagro, no saldrían vivos de aquí. Diane era la primera opción de sobrevivir, pero por su estado quedaba totalmente descartada. Sólo les quedaba eso, esperar.

El par salió de la habitación una vez Diane respiraba con normalidad. Volvieron a su tarea de arreglar la nave. Sin embargo, todo el trabajo lo estaba haciendo Nébula porque Tony estaba demasiado débil como para cargar una tubería. Había perdido musculatura y vitaminas. Nébula había intentado llevarlo junto con Diane y administrarle algún suero, pero él quería que todos esos suministros fueran para Diane.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ 007 || los VengadoresWhere stories live. Discover now