¡Wanda, el pollo!

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POV Natasha

- Mamá - me llama Lena desde el asiento de atrás del coche.

- ¿Sí?

- ¿Qué hay para comer? - pregunta animada, con sus ojos brillando de ilusión y casi brincando en su sitio, menos mal que el cinturón la retiene. Tan activa como siempre.

Me encojo de hombros.

- No lo sé, la comida la ha hecho tu madre - respondo con simpleza.

- ¿Y no la has preguntado? - veo que alza las cejas por el espejo del coche.

Chasqueo mi lengua y esbozo una sonrisa.

- Lena, mientras tú estabas en el colegio yo he ido a trabajar - asiente -. Además, tu madre hoy se ha despertado un poco... Cabreada - finalizo con un suspiro -. Ya sabes, con su cara de "Que nadie me hable hasta que no me haya tomado mi café." Y para cuando ella se tomó su café, nosotras ya nos íbamos - veo su puchero con ayuda del espejo -. Lena, ya lo verás, ya casi estamos. ¿Tanta hambre tienes?

- ¡Mucha! - responde casi chillando. Yo río.

- Pues aguanta, ya llegamos.

Acto seguido, hago ese giro y entramos a la calle. Después de pasar las seis casas que hay en dicha calle, llegamos a la nuestra y aparco en frente, en aquel sitio que, sin tener ningún papel o placa oficial, se sabe que es nuestro, para este coche. Para NUESTRO coche. Para el coche de nuestra familia.

Me dispongo a abrir las puertas del vehículo pulsando ese tan conocido botón en la puerta del conductor, pero volteo hacia atrás y me fijo bien en que Lena está demasiado inquieta. Ni siquiera está en su sitio como tal; ya se ha desabrochado el cinturón de seguridad (sí, ya ha aprendido a hacerlo), está medio levantada y tiene las manitas en la manija de la puerta, deseando abrirla.

Sus ojos estaban en la puerta del coche que con tanta ansia desea abrir pero, antes de que me dé cuenta, se clavan en los míos, y frunce el ceño.

- Mamá, ¿Por qué no abres?

- No llames al timbre, y no entres sin mí. Espérame en la puerta - digo apuntándola con el dedo índice y una ceja alzada en su dirección, ella asiente frenéticamente.

No me siento muy segura, tampoco alcanzo a entender por qué esta pequeña está tan ansiosa por llegar a casa. ¿Será que tanta hambre tendrá? No sé...

Al final termino abriendo la puerta; sé que Lena me hará caso si le digo que no a cualquier cosa. Para mi grata sorpresa, Lena sale del coche dando brinquitos, me recuerda a Heidi, pero no es Heidi, es mi hija.

Tal y como le ha dicho, se para en frente de la puerta y se da la vuelta, mirándome sonriente, con sus dos huecos donde deberían estar los dientes incisivos; se le han caído hace más o menos una semana. Sus tiernos ojos se empequeñecen con su sonrisa, se ve adorable. Por otra parte, ¿Cuándo no?

- ¡Mamá, vamos! ¡Tardas mucho! - me grita desde la puerta rodeando su boquita con las manos para que supuestamente se oiga mejor.

- Ya voy - respondo de manera cansada. Ahora que me doy cuenta, ¿Cuándo ha llegado hasta allí? Es decir, yo misma la he visto correr en esa dirección y la he seguido con la mirada, pero ha ido muy rápido, ¿no? Quizás simplemente yo ya estoy mayor, y ella es una niña llena de energía...

Salgo del coche, cierro la puerta y después el coche en sí. Me dirijo hacia Lena, que me espera literalmente saltando en su sitio, la mochila a su espalda va descoordinada con ella, y esa sonrisita adorna su rostro. Con facilidad podría ser la niña más adorable del mundo, al menos yo así lo veo. Y Wanda, por supuesto.

One Shots WandaNat 💞✨Where stories live. Discover now