Capítulo 18

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Batalla perdida

Luego de mucha espera, había llegado el momento de enfrentarles. Esta vez no podrían esquivar la verdad y su racha de buena suerte llegaría a su fin. Por fin nuestros padres iban a descansar, se haría justicia.

Por ellos, por Evy y por mí.

—Es probable que logre esquivar la acusación —me aclara el abogado viéndome firmar los últimos documentos. —no va a ser fácil, doctor, estamos frente a un hombre que ha logrado ocultar su crimen por más de diez años.

Lo tengo claro, no obstante, el fracaso no está dentro de mis planes. Un buen indicador que vamos por buen camino es que las autoridades aceptaron mi demanda. Es decir, fui dado por muerto a mis padres y llevado a América. La muerte de mis padres, llegaría después.

—Ayudaría enviar a la prensa algunas imágenes del asalto. —Sugiere un segundo y niego.

—No quiero ventilar la forma en que fueron humillados. —recojo el paquete de documentos mientras lo pienso. — iniciaremos con esto, lo demás se irá revelando con el tiempo.

Deseo hacer justicia, pero no a acostar del honor de los míos y la salud mental de Evy. En este instante en que se encuentra vulnerable, conocer los detalles de la muerte de nuestros padres es una pésima idea.

—Le demostraré que no hay crimen perfecto. —sonrío de solo imaginar su rostro observando su impoluta imagen siendo destrozada por los medios—y... que fue un error alejarme de mis padres.

Incluso si logra que desestimen los cargos, no saldrá ileso del escándalo. Tendrá que soportar el escarnio público y la sospecha de ser el asesino de su hermano, lo destruirá.

—Deseo evitarle a mi hermana que conozca los detalles.

—Ella puede que reconozca la voz de esa cinta.

Según ellos, Evy tiene a su favor que conocía los llegados a la casa. Sin embargo, llegaba en vacaciones por unos días. Papá y mamá hacían coincidir las suyas con las de ellas y se iban de viaje. Ella no socializaba con nadie, salvo el personal de servicio y la abuela.

—Nunca estaba en casa —les comento —Agotemos recursos.

—Doctor Klein...

— La última vez que vio a nuestros padres, estaban con vida y felices. — interrumpo —me piden que acepte, vea a nuestra madre siendo mancillada y a papá morir —les reto a todos —ella no podrá soportarlo.

Fue la peor manera de ver en videos a Konrad y Amelia Klein. Las imágenes que tenía de ambos eran siempre sonrientes, en trajes elegantes. Me los presentaron en instantáneas guardadas por la abuela. Fotos que sobrevivieron a Damián Klein, al que el deseo de destruir a su hermano fue más allá de asesinarlo.

El bastardo borró de la mansión las fotos de su hermano y su hogar. Intentó deshacer todo rastro de su existencia, pero dejó dos cabos sueltos, a Evy y a mí.

Lo visto hasta ese día, en nada se parecía a la pareja llena de moretones y sangrantes del video. Desde entonces, es imposible mantener la cordura.

La cinta llegó a la oficina de los abogados por mensajería, sin remitente. La firma contratada para hacer el despacho explicó que pagaron en efectivo, nos suministró los datos, que acabaron siendo falsos.

Lo que sí era real es el video ¿Los participantes? Mis padres, Konrad y esa cuarta persona que sabemos estaba allí, pero que no se mostró. Su presencia en el video era una sombra oscura que apuntaba a mi padre en la cabeza mientras permanecía atado y de rodillas frente a su verdugo.

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