Capítulo 15

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Aliados

Tres meses después...

Recibí la llamada de Evy diciéndome que había logrado, concedieran permiso para que ingresara a visitarla. Coincidió con el último control a los gemelos Frederick y aproveché ese evento para matar dos pájaros de un solo tiro. Narrarle parte de la verdad a mi hermana y verificar de una vez por todas si eran o no sus hijos.

Pude ver su cuerpo descomponerse al narrarle parte de lo vivido con Damián Klein. Los abusos, drogas y como gozaba al verme dañar a su hija bajo los efectos de sustancia que él previamente me inyectaba. Fui más allá y confesé que Konrad Klein no contaba con motivo para asesinar a su esposa o suicidarse.

Esto último le afectó, por muchos años señaló a su padre de cobarde por irse de este mundo, sin pelear. Narré tantas cosas que logré retirar parte del sufrimiento que cargaba en mis espaldas.

—Olvidaste decir que era tu hermana —me recuerda Vincent.

—No pude —le confieso viendo el sobre con los resultados —me cuesta decírselo.

—¿Por pagarle a ese hombre?

—¿No lo harías tú? —mi réplica lo hace guardar silencio y a mí suspirar.

—Tu caso era excepcional, no sabías que era tu hermana, la creías tu prima —niego abriendo el sobre y leyendo por enésima vez, son mis sobrinos —una que recibió más cariño, comprensión y apoyo que tú, siendo su supuesto hijo.

Me he repetido eso muchas veces, intentando mi cerebro, entienda, no tuve opciones. Damián Klein quería hacer de mí un trofeo de guerra hacia su hermano. Siento temor al pensar que quizá lo logró.

—No obstante, eso no quita la culpa.

—Lo comprendo, pero, considérate afortunado por no ser su hijo. —acomoda su cuerpo en la silla y me sonríe — ¿Cómo te fue con Gregory?

—¿Por dónde empiezo? —me reclino en la silla y lo pienso — me fue bien.

Vincent había logrado concretar una reunión con el CEO de Ind. Frederick y según sus propias palabras, la única persona distinta a su padrino que podía ayudarme a cuidar de mi hermana.

Llegó a la reunión con su esposa, una mujer simpática, de buena vibra y risueña. Le entregué todo lo que, hasta este instante, tengo de la muerte de mis padres y confesé que los gemelos eran hijos de mi hermana.

Aseguró que estaba segura siempre que estuviera en sus dominios. Sin importar si era o no la madre de los hijos de su hermano, pero, de ser cierto lo que acusaba, estaba dispuesto a darle todo su apoyo. Prometió protegerla y no separarla de sus hijos, lo que buscaba.

Antes de tomar acciones legales contra Damián y Silke, yo debía hacer un viaje a Berlín. Era necesario saber que mi hermana estaría protegida en mi ausencia y la pareja me lo prometió. Incluso me hicieron entrega del excedente que hacía falta del contrato celebrado entre su hermano y la clínica.

Para él, era necesario que el anciano no sospechara de mí. Eso sí, fue enfático en decir que todo esto lo hacía por considerar mi historia cierta. De ser un ardid de mi parte para sacarle dinero, lo iba a lamentar.

—Considerando lo loca que es esa historia, no puedo juzgarlo —finalizo.

—¿Cuándo te irías?

—En cuanto el abogado me lo diga...

Somos interrumpidos por dos toques en la puerta. Tras dar la orden de pasar, se acomoda en la silla viendo detrás de mí y se tensa al ver quien ingresa.

MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora