Capitulo 21

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Toda la primaria, Angelo siempre anduvo solo, a ese paso pareciera que su único destino era permanecer solitario por siempre, pero no quiere decir que era un don nadie, el pópulo lo ubicaba, se presumía su agraciado físico y sus buenas calificaciones, pero a pesar de eso, nunca tuvo un amigo, uno de esos que le hiciera sentir seguro y con quien poder desahogarse; claro está, que se llevaba bien con sus compañeros, pero estos mismos parecían estar cerrados a incluir a alguien más en su grupo de amigos, cosa que para sorpresa de nadie, hacía sentir a Angelo insuficiente.

Todo esto cambió en su último año de primaria , con la llegada de un chico nuevo al curso, su nombre era Alejandro, ajeno a su insípido nombre, este ser se caracterizaba por ser tan excéntrico como él mismo.

La descuidada y relajada personalidad de Alejandro cuadró a la perfección con la ortodoxa y mediadora de Angelo, y con el tiempo se hicieron buenos amigos, por fin Angelo se sentía acompañado, ya no comía solo en los recreos, y ya tenía cita de juegos los fines de semana, era la plenitud que todo niño de 11 años libre de frivolidad desearía.

Con el pasar de los meses, el ultimo año de primaria estaba proximo a acabar, sentenciando así un futuro incierto para el inseparable dúo.

El menor de ambos, Angelo, comenzaba a notar sentires distintos en su interior cuando estaba cerca a su amigo, su corazón palpitaba rápido, su manos sudaban aunque no hiciera calor y su mandíbula flaqueaba, causándole por consecuencia un antiestético tartamudeo.

En su momento no lo entendía, pero los sentimientos que Angelo estaba comenzando a sentir por su enérgico nunca antes los había sentido.

No fue hasta pocos meses después que la entendió, su gran amigo estaba próximo a irse y las ganas de confesarle su sentir a Alejandro lo quemaban por dentro, pero ahí se hizo presente otro sentimiento jamás tocado por el niño, el miedo al rechazo. Un niño que no pasaba de 12 sintiendo miedo por algo que sabe que otros niños tal vez no experimenten, se sentía defectuoso, al ver a su alrededor se reprochaba una y otra vez así mismo por sus impuros gustos, por no ser como el veía que eran otros niños de su edad.

Así fue como Angelo vio partir a su primer gran amor sin que él pudiese hacer nada. Los posteriores fueron difíciles para él, estaba devastado, entre juicios hacía él mismo y el fuerte sentimiento de el primer amor no explorado, estaba triste, y solo el tiempo podría curarlo

La luz volvió a brillar para él cuando comenzó su primer año de secundaria, Angelo volvía a estar solo en los recesos, pero lograba pasar eso de largo por una razón, esa era la atracción por un otro muchacho lo abrazaba, aquel gran joven conocido y amado por todos, era alto, atlético y agraciado, cursaba en último año y de estar en una relación presumía. El nombre de ese muchacho era Scott.



     Un concentrado y estudioso Alan se fajaba por terminar sus tareas lo antes posible, podría ser alguien un poco revoltoso e indiferente en algunas ocasiones, pero nunca irresponsable. Su mano manipulaba el grafito sobre el papel y esporádicamente un pensamiento sin precedentes atacó su mente: Angelo. Desearía haber sentido cosquilleo en su estómago, como solía pasar cuando pensaba en él, pero está vez fue diferente, está vez ese revoltijo de fuertes emociones se combinaba con otra más, preocupación.

    Él sabía que algo pasaba entre Angelo y su ahora enemigo Scott. Sentía rabia, celos y temor.
Alan sabía sobre la sexualidad de Scott pues Matias en un intento de exponerlo le contó sobre aquella vez en donde Scott intento ir más allá de la amistad con él, y de hecho, fue Alan el que le pidió a Matias que no se lo contará a nadie más, él mas que nadie sabia lo difícil que era salir del closet, por esa misma razón, Alan aún no había salido del armario como pansexual con su amigo Matias, siendo el único de sus seres vivos que no sabía.

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